Las pruebas del tercer trimestre de embarazo hacen parte de la recta final. En esta etapa el monitoreo es más frecuente y las diferentes pruebas protegerán al bebe durante los primeros meses.
Este proceso va de la semana 27 a la 38. Recuerda que cuentas con un equipo médico multidisciplinar que te acompaña en todo momento.
En el momento actual existe una alta prevalencia de tos ferina en la población adulta, lo que determina una alta posibilidad de contagio de esta enfermedad a los bebés. Los recién nacidos son vacunados frente a la tos ferina a los 2, 4 y 6 meses de edad, pero hasta que no han completado su calendario de vacunación no están completamente protegidos frente a esta enfermedad. Por eso, en el momento actual, se recomienda administrar una dosis de vacuna a la madre en el tercer trimestre, de forma que ella produzca anticuerpos frente a la tos ferina que atravesarán la placenta hasta llegar al feto. Permanecerán en él los primeros seis meses de vida, y así protegerán al bebé frente a la infección hasta que él produzca sus propios anticuerpos protectores tras la vacunación después de nacer.
Los grandes avances en técnicas de imagen han permitido desarrollar la ecografía 4D, gracias a la cual puedes conocer el aspecto de tu bebé antes de que nazca. Esta tecnología ofrece imágenes nítidas y de alta calidad del bebé en tiempo real, por lo que puedes ver cómo se mueve, bosteza o incluso se chupa el dedo. Durante la ecografía 4D se graba un vídeo y se toman imágenes que te puedes llevar a casa.
Si los análisis de sangre han mostrado incompatibilidad del factor Rh (tú eres Rh- y tu pareja Rh+) se te administrará gammaglobulina anti-D, una inmunoglobulina para prevenir que puedas crear anticuerpos contra la sangre de tu bebé si hereda el Rh+ del padre.
Esta ecografía permite confirmar que el crecimiento fetal es correcto, valora la cantidad de líquido amniótico, el funcionamiento de la placenta y cómo está colocado el bebé de cara a programar la vía del parto.
El objetivo de este cultivo vaginal es detectar la presencia, antes del parto, del estreptococo agalactiae, una bacteria que forma parte de los estreptococos del grupo B y que se encuentra en el tracto intestinal y en la vagina de algunas mujeres. Aunque para los adultos es inofensiva, puede causar infecciones graves en el bebé si se le transmite a través de las secreciones vaginales en el parto. Si se detecta la bacteria, se te administrará un antibiótico durante el parto para prevenir el riesgo de transmisión al bebé.
Si tu ginecólogo lo considera necesario, a partir de la semana 38 se realizará la monitorización fetal o registros cardiotocográficos, que controlan la frecuencia cardiaca del bebé y las contracciones, de manera que se pueda garantizar su bienestar.