Durante la actividad física el organismo genera una gran cantidad de calor, parte del cual es almacenado aumentando así la temperatura corporal. En estos casos hablamos de calor metabólico, que es aquel que producen los músculos durante el ejercicio y que es transportado por la sangre a la superficie del organismo, donde es liberado por radiación (cuando se está en contacto con objetos o ambientes fríos), conducción (al entrar en contacto con el aire o el agua), convección (cuando el aire o el agua se renuevan rápidamente) o sudoración.

Por qué aumenta la temperatura corporal al hacer ejercicio físico

La temperatura corporal es detectada por termorreceptores que informan al hipotálamo sobre si el organismo está muy frío o muy caliente. En consecuencia, el hipotálamo pone en marcha los mecanismos necesarios para contrarrestar ese descenso o aumento de temperatura.

Entre los mecanismos más eficaces para disipar el calor se encuentran la sudoración y el incremento del flujo sanguíneo. Sin embargo, estos mecanismos pueden fallar cuando se entrena en ambientes muy calurosos y húmedos. Es entonces cuando aumenta el riesgo de un golpe de calor o de un evento cardiovascular, que en el peor de los casos puede ser fatal.

Consecuencias del aumento de la temperatura corporal

Entre los 37 y 39 grados de temperatura, la producción de sudor y el incremento del flujo sanguíneo hacia la piel alcanzan su punto máximo. Si el cuerpo no consigue refrigerarse, la temperatura corporal supera los 40 grados y sigue aumentando el flujo sanguíneo hacia la periferia, se incrementa el riesgo de sufrir daños graves, como un evento cardiaco, cerebrovascular o fallo renal.

Cómo regula un deportista su temperatura corporal durante el ejercicio físico

Los deportistas acostumbrados a entrenar en ambientes calurosos o que siguen un periodo de aclimatación pueden llegar a los 40 grados de temperatura corporal durante la competición sin que suponga un riesgo para su salud, ya que los mecanismos para disipar el calor, como la sudoración, se ponen en marcha mucho antes y de manera más intensa.

Si bien la capacidad de termorregulación varía de una persona a otra, se cree que la temperatura ambiente adecuada para realizar una carrera de larga distancia, como un maratón, oscila entre los 8 y 12 grados. A partir de los 15 grados, la temperatura central del organismo ya empieza a subir considerablemente si se realizan deportes a máxima intensidad.

Regulación de la temperatura corporal en la actividad física

Además de tener un gran impacto en la salud, los problemas de termorregulación y la falta de hidratación durante la actividad física a temperaturas elevadas hacen que nos sintamos cansados y empeore nuestro rendimiento. ¿Qué podemos hacer para remediarlo?

  • Establece un periodo de aclimatación que dure al menos una semana antes de acometer cualquier carrera larga
  • Incrementa el consumo de agua y de bebidas ricas en minerales, especialmente sodio, que te ayuden a reponer la pérdida de electrolitos
  • Bebe antes de tener sensación de sed para prevenir una posible deshidratación.
  • Mide tu temperatura corporal durante el ejercicio y determina el punto crítico a partir del cual deberías dejar de ejercitarte
  • Ten cuidado con la humedad. Correr en ambientes calurosos con alta humedad empeora la capacidad del organismo para refrigerarse mediante la sudoración
  • Evita hacer deporte en las horas centrales del día. Esto es más fácil si estamos entrenando, pero es difícil de evitar si estamos en una competición de larga distancia
  • Sal armado de todo lo que pueda protegerte del calor y de las radiaciones directas del sol: gorra, gafas, ropa de colores claros que favorezcan la transpiración, protección solar…

Te recomendamos además, si eres deportista, realizarte pruebas de esfuerzo o de rendimiento para asegurarte de que estás en un estado físico óptimo.

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