La formación de calcificaciones en la próstata es mucho más frecuente de lo que se piensa. De hecho, al menos el 75% de los hombres mayores de 50 años presentan estas pequeñas calcificaciones o piedras. Lo que ocurre es que no siempre generan síntomas, por lo que suelen pasar desapercibidas para la mayoría de ellos.

Causas de las calcificaciones en la próstata

Se desconocen las verdaderas causas de la formación de las calcificaciones en la próstata. Algunas investigaciones apuntan a que su origen está en las propias secreciones prostáticas que no llegan a ser expulsadas en su totalidad y se secan hasta formarlas.

Otras sugieren que las calcificaciones en la próstata pueden producirse por residuos de la orina que se introducen en el conducto prostático. También es posible que las piedras sean la consecuencia de una infección mal curada, cuyos productos no han podido ser drenados por la próstata y se han calcificado.

Las personas con cáncer de próstata suelen tener este tipo de calcificaciones en la próstata, aunque no se considera una causa directa del tumor. Aun así, es un factor a tener en cuenta por si pudiera predecir de alguna manera el riesgo de desarrollar un cáncer.

Síntomas de las calcificaciones en la próstata

Cuando estas calcificaciones en la próstata son muy pequeñas no causan síntomas, pero conforme aumenta su tamaño se incrementa el riesgo de infecciones recurrentes y de prostatitis, una inflamación de la glándula prostática que puede convertirse en una afección crónica.

Entre los principales síntomas de las calcificaciones en la próstata se encuentran:

  • Dolor pélvico y de espalda intenso
  • Dificultad para orinar y sensación de que no se vacía la vejiga por completo
  • Ganas frecuentes de orinar
  • Dolor moderado o intenso al eyacular

En el caso de que se produzca infección, los antibióticos pueden ayudar a combatirla pero no eliminarán las calcificaciones en la próstata que obstruyen el conducto prostático, por lo que la inflamación persistirá.

Al ser un trastorno que no genera síntomas en sus fases iniciales, lo habitual es que las calcificaciones en la próstata se detecten cuando ya son grandes y generan molestias importantes.

¿Cómo detectar las calcificaciones de próstata?

Las calcificaciones en la próstata pueden detectarse mediante una radiografía y una ecografía. Esta última prueba permite ver con exactitud la ubicación y el tamaño de las piedras.

Tratamiento de las calcificaciones en la próstata

En la actualidad no existe un tratamiento eficaz al 100% para eliminar las calcificaciones en la próstata. En el caso de infección pueden utilizarse antibióticos y antiinflamatorios, sin embargo no eliminarán las obstrucciones que produzcan las piedras.

Los casos graves pueden tratarse con cirugía, que es la única manera de eliminar las calcificaciones. Sin embargo, las dificultades para tratar este problema han hecho que se busquen técnicas alternativas para aliviarlo, como los masajes prostáticos, la acupuntura o el ejercicio físico.

También puede ayudar la alimentación, reduciendo el consumo de azúcar y grasa saturada, o la suplementación con magnesio y zinc, ya que algunos estudios sugieren que pueden destruir las calcificaciones.

En todo caso, lo más importante es ponerse en manos de un especialista en Urología que pueda valorar nuestra salud prostática, determinar la presencia de calcificaciones u otras lesiones, y establecer un tratamiento que nos ayude a mantener la salud de la próstata lo mejor posible.

Chequeo prostático: ¿en qué consiste?

El chequeo prostático va dirigido principalmente a los varones para el diagnóstico precoz del cáncer de próstata, dado que es el segundo en frecuencia después del colorrectal.

En general, un chequeo prostático deberían hacérselo todos los varones a partir de los 50 años. Sin embargo, si existen antecedentes familiares directos, hermanos, padre, abuelos, recomendamos adelantar la fecha de estos chequeos a los 45 años.

El chequeo prostático es muy sencillo, consiste en una pequeña historia clínica, preguntando al paciente sobre estos antecedentes familiares, su forma de orinar, y a continuación procedemos a un tacto rectal para explorar cómo es la próstata, qué tamaño tiene, qué características. Una vez terminada la historia clínica al paciente se le realiza una analítica con la determinación del PSA.

Además, se realiza una ecografía, que no solamente explora la próstata, sino que sirve para revisar la vejiga y los riñones. Cuando encontramos alguna duda de la posibilidad de un cáncer de próstata, ¿qué hacemos? Tradicionalmente, ante la duda de un cáncer de próstata, se hacía una biopsia de próstata en la consulta, con el gran inconveniente de que en esa biopsia somos incapaces de identificar dónde está el posible foco canceroso.

Por norma, ante la sospecha de un cáncer de próstata, nosotros procedemos a la realización de una resonancia de próstata multiparamétrica.

Resonancia de próstata

La resonancia de próstata, con una gran sensibilidad a la detección de posibles tumores, no solamente nos va a decir si existe ese posible tumor, sino dónde está localizado.

Una vez realizada, el siguiente y último paso para el diagnóstico del cáncer sería la llamada biopsia fusión de próstata. Existe un equipo que tiene un software que lo que va a fusionar las imágenes de la resonancia con las de la ecografía. De esa forma, al realizar la biopsia, que siempre se realiza con control de ecografía, vamos a tener superpuestas las imágenes de la resonancia, con lo cual vamos a saber dónde realizar la biopsia.

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