Jefa del Servicio de Nutrición y Dietética en el Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela.
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El procedimiento de manga gástrica para reducir la capacidad del estómago es una ayuda para que el paciente pueda perder peso de una forma más sencilla. Sin embargo, la operación debe estar acompañada de un cambio de hábitos alimentarios en el paciente así como rutinas de ejercicio, para conseguir alcanzar el objetivo.
El paciente debe estar muy concienciado sobre la necesidad de comprometerse con sus nuevos hábitos, para ello le acompañará un equipo de médicos multidisciplinar –nutricionista, psicólogo y asesores deportivos- que le apoyarán durante todo el proceso.
Antes de que el paciente sea sometido a la operación sus hábitos alimentarios comienzan a cambiar. El cirujano y el médico le explicarán las rutinas previas para poder llevar a cabo la intervención de forma segura.
Una dieta a base de líquidos permitirá limpiar el estómago y eliminar residuos que puedan complicar la operación. Además, se deberán eliminar las bebidas excitantes como la cafeína, teína, isotónicas o alcohol.
El siguiente mes, inmediatamente después de la intervención, el paciente deberá realizar una dieta estricta para adaptarse a la nueva situación de su estómago y favorecer el éxito de la operación.
Durante la primera semana, el paciente deberá ingerir solo líquidos sin grasas para evitar molestias o presión en el estómago. La siguiente semana se podrán incorporar líquidos tipo caldos, leches semidesnatadas y zumos.
Posteriormente, se comienzan a introducir purés caldosos, es decir, se aumenta la consistencia de los alimentos para que el estómago vaya de nuevo acostumbrándose y así evitar cualquier irritación indebida. Pasadas dos semanas el paciente ya habrá introducido alimentos sólidos de forma progresiva. En cualquier caso, se recomienda evitar durante este período alimentos picantes o bebidas estimulantes.
Terminadas las fases de adaptación del estómago a su nueva capacidad comienza la reeducación alimentaria del paciente. Más que una dieta alimentaria es un cambio de hábitos. A partir de este momento se pueden ingerir cualquier tipo de alimento, aunque el paciente debe ser consciente del objetivo marcado. Para ello se deberá:
Evitar hábitos poco saludables como el consumo de azúcares, bebidas gaseosas que hinchan el estómago, el tabaco, etc y adoptar nuevas rutinas más sanas como andar o hacer deporte de forma regular.
Jefa del Servicio de Nutrición y Dietética en el Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela.