Asumir el diagnóstico del cáncer es un impacto devastador para cualquier persona. Ante todo y por encima de todo, es una pérdida de la salud en su sentido más pleno.Y al igual en cualquier pérdida, ante el diagnóstico del cáncer, hay que pasar un duelo.
Es esta una experiencia universalmente estresante y lo que se decida al inicio de esta vivencia, causará un verdadero impacto sobre cómo se afrontara la amenaza que supone. Esta enfermedad provoca que se sitúe en pleno centro de atención, y se vive como una urgencia.
¿Cómo asumir el diagnóstico de un cáncer?
La psiquiatra Elisabeth Kubler-Ross describe muy bien las cinco etapas por las que se pasa tras el diagnóstico del cáncer. Estas cinco etapas No tienen que ser consecutivas, ni se viven siempre en el mismo orden, pues cada fase no duira lo mismo que las demás. A continuación te lo explicamos:
Distintas fases del paciente tras el diagnóstico de cáncer
Fase de Negación
Negar el problema es la primera fase, y suele ser común en casi todos los paciente. Esta etapa de negación raramente se mantiene durante el tratamiento. Es importante superarla para que no impida la toma de decisiones
Fase de Ira o Enfado
Esta es quizá, la fase estándar en el proceso de reconciliación con una enfermedad grave, Pero es más frecuente aún la dificultad para aceptar, experimentar y expresar la ira. Suele aparecer la frustración de que la enfermedad se niega a desaparecer.
Fase de Negociación
Se negocia y se crea un pacto de superación y ganas para luchar contra la enfermedad. Cada persona, según sus creencias lo hará de forma diferente Este pacto se puede hacer con Dios, con uno mismo, con la vida, con la familia… Lo importante es querer y ser fuerte para superarlo.
Fase de Depresión
Esta fase es probablemente la más dura a la que se enfrentan los pacientes tras el diagnóstico de cáncer. Pues es cuando ya no se puede negar la enfermedad, y las fuerzas flaquean al preguntarte ¿Por qué a mi?
Fase de Aceptación
Llegados a este punto en el que el paciente acepta y se asume la enfermedad, se abre una puerta de esperanza, llegan la tranquilidad y la paz.
Se asume entonces el diagnóstico de cáncer y se pone todo el empeño para luchar y acabar con la enfermedad. Los pacientes están dispuestos a escuchar al personal sanitario y seguir todos los consejos para el tratamiento de la enfermedad.
Se inicia entonces un viaje interior, durante el cual, hay que: encontrar el significado de la enfermedad para uno mismo; asumir que lo importante no es lo que le sucede a uno, sino lo que uno hace con lo que le sucede; comprender que la angustia inicial es saludable y la ansiedad y la tristeza son respuestas naturales; vivir una verdadera tormenta de emociones.
Pero, como decía Carl Jung “La emoción es la principal fuente de todo aquello que se hace consciente. Sin emoción no puede haber transformación de la oscuridad para convertirse en luz, ni de la apatía en movimiento”.
No dude en compartir sus emociones y sentimientos con sus familiares y el personal sanitario, sea paciente consigo mismo y pida ayuda si siente que no puede hacerlo sólo.