Desde hace unos años, el parto en el agua ha dejado de ser algo anecdótico y cada vez son más las mujeres que optan dar a luz en una bañera. Tal es así, que la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) ha hecho unas recomendaciones al respecto.

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El parto en el agua

De esta forma, si el embarazo no es complicado y está a término, la primera parte del proceso del parto se puede llevar a cabo dentro de una bañera con agua a temperatura corporal, no superior a 37 grados.

Esto hace que para llevar a cabo el parto en el agua, no se requiera anestesia farmacológica y, según algunos estudios, la duración es más corta.

¿Beneficio para la madre y el bebé?

Lo cierto es que numerosos estudios no han demostrado beneficios perinatales. Asimismo, en el caso del expulsivo solo se han visto beneficios para la madre, ya que sí que puede haber complicaciones en el recién nacido.

Por eso, el parto en el agua siempre se tiene que llevar a cabo en un centro que tenga experiencia en este tipo de partos, ya que en el caso de que aparezca alguna complicación se cuenta con el equipo de especialistas necesario para resolverla en la mayor brevedad posible.

Dar a luz en una bañera con agua templada facilita la relajación y además los movimientos en el agua son más fáciles que en una camilla.

Los expertos coinciden en valorar la seguridad que supone el parto en el agua en la primera fase del mismo, pero en el expulsivo las cosas no están aún tan claras.

De hecho, desde el Colegio Americano de Ginecología y Obstetricia recomiendan que la segunda fase se lleve a cabo fuera del agua, porque si hay alguna complicación es más fácil resolverla. Así, en el caso de que haya que hacer una cesárea de urgencia, se puede reaccionar con mayor rapidez.

Riesgos del parto en el agua

Además, hay algunos factores que pueden aumentar el riesgo de complicaciones de realizar el parto en el agua:

  • Si tienes más de 35 años. Tampoco se recomienda en mujeres muy jóvenes, las que aún no han cumplido 18 años.
  • Si tienes alguna patología previa, como preeclampsia o diabetes.
  • Si tienes un embarazo múltiple.
  • Si el bebé se presenta de nalgas.
  • Si el bebé es prematuro.
  • Si se tiene un peso elevado, tampoco es recomendable el parto en el agua.
  • Necesitas una monitorización específica durante todo el parto.
  • Si tienes alguna infección.