La meningitis consiste en la inflamación de las membranas meninges que recubren el cerebro y la médula espinal. Su origen puede ser vírico (meningitis viral), que suele ser benigna y de consecuencias leves, o de origen bacteriano (meningitis bacteriana), que es la más peligrosa, puede poner en riesgo la vida y requiere tratamiento urgente con antibióticos.

Aunque puede aparecer a cualquier edad, la meningitis es más frecuente durante la infancia, en concreto en niños menores de 5 años, y en la adolescencia, en jóvenes de entre 15 y 24 años. De hecho, es la primera causa de muerte por infección en estos grupos de edad.

Las causas más frecuentes de meningitis son las infecciones víricas, como los enterovirus, el virus del herpes, el de las paperas, el VIH o el Virus del Nilo Occidental. Otros motivos suelen ser hongos, parásitos, alergias a medicamentos, algunos tipos de cáncer e irritaciones químicas.

Otras causas de meningitis pueden ser las infecciones de oído, las fracturas del cráneo y, con menos frecuencia, las intervenciones quirúrgicas.

Meningitis bacteriana

En el caso de la meningitis bacteriana, las principales causas son la presencia de bacterias que penetran en el torrente sanguíneo y viajan hasta el cerebro y la médula espinal, o que atacan directamente a las meninges. Entre las bacterias más frecuentes están el streptococcus pneumoniae (neumococo) y neisseria meningitidis (meningococo).

La meningitis bacteriana es una enfermedad grave que requiere tratamiento inmediato. Las más frecuentes son:

  • Meningococo B (meningitis B)
  • Meningococo C (meningitis C).
  • Haeemophilus b.

Meningitis Síntomas

Los síntomas de la meningitis viral y bacteriana son similares y comunes a otras enfermedades como la gripe. Para distinguirlas los médicos tienen que realizar diferentes pruebas que confirman el diagnóstico. Los síntomas más comunes son:

  • Fiebre alta.
  • Dolor de cabeza intenso.
  • Sensibilidad a la luz (fotofobia).
  • Náuseas.
  • Vómitos.
  • Rigidez del cuello.
  • Confusión o dificultad para concentrarse.
  • Somnolencia extrema o dificultad para caminar.
  • Falta de apetito o sed.
  • En la meningitis bacteriana, presencia de erupciones en la piel.

En el caso de los bebés, los síntomas son:

  • Llanto constante e inconsolable.
  • Fiebre alta.
  • Presencia de una protuberancia en la fontanela.
  • Somnolencia o irritabilidad excesivas.
  • Rigidez en el cuerpo y en el cuello.
  • Alimentación deficiente.

Meningitis Tratamiento y Diagnóstico

El diagnóstico lo realizará el médico tras analizar la historia clínica del paciente, realizarle un examen médico y una serie de pruebas. Las más frecuentes son:

  • Hemocultivo: las muestras de sangre se analizan en placas especiales para comprobar si crecen bacterias. En algunos casos se aplica a la muestra la tinción de Gram, y se mira a través del microscopio para evaluar la presencia de bacterias.
  • Pruebas de radiodiagnóstico: radiografías, tomografías computarizadas, resonancias magnéticas, etc.
  • Punción lumbar: permite obtener el diagnóstico definitivo de meningitis gracias a una muestra de líquido cefalorraquídeo que se obtiene mediante una punción en la columna vertebral.

La mayoría de las personas que sufren la viral se curan espontáneamente guardando reposo y manteniendo una buena ingesta de líquidos. Sin embargo, en el caso de la meningitis bacteriana, los pacientes suelen permanecer hospitalizados y reciben un tratamiento intensivo de antibióticos y/o corticoesteroides, dependiendo de la bacteria que ha provocado la enfermedad.

Cómo preparar la consulta con un especialista

Ante la sospecha de cualquiera de los síntomas descritos y la gravedad de la meningitis bacteriana, es importante acudir cuando antes al médico acompañado de otra persona.

Los expertos recomiendan anotar los síntomas que han aparecido, cuándo lo han hecho y cómo han afectado (si han influido en el estado de ánimo, han dificultado la rutina diaria, etc.).

En la consulta debes comunicar al especialista las vacunas que tienes e información relevante que haya tenido lugar en las últimas semanas, como vacaciones, viajes, mudanzas, toma de medicamentos, vitaminas o suplementos, accidentes que hayas tenido o cuestiones similares.

Por otro lado, puedes llevar preparadas las preguntas que quieres hacerle para evitar que se te olvide alguna en el momento de la consulta. Algunas cuestiones que puedes preguntarle son:

  • ¿Qué tipo de pruebas necesito hacerme?
  • ¿Pueden tener complicaciones a largo plazo?
  • ¿Qué opciones de tratamiento tengo?
  • ¿Es contagiosa?
  • ¿Cómo puedo proteger a mi familia?
  • ¿Existe alguna vacuna frente a la meningitis?