La primavera puede ser una auténtica pesadilla para los alérgicos. Estornudos, picor en la nariz y los ojos, congestión y obstrucción nasal, dificultad para respirar, tos, “pitos” o sibilantes… Si sufres estos síntomas y los antihistamínicos no son capaces de controlarlos, es el momento de acudir a tu alergólogo e informarte sobre la vacuna para la alergia.
La alergia se produce como mecanismo de defensa ante sustancias externas con las que entra en contacto el organismo, como por ejemplo el polen. En las personas alérgicas, estos mecanismos de defensa causan síntomas muy molestos.
La recomendación general es evitar en la medida de lo posible el agente causante de la alergia o que se empleen antihistamínicos y otros medicamentos para aliviar los síntomas. Pero en muchos casos, la medicación no es suficiente para controlar la alergia y es prácticamente imposible evitar los agentes causantes, como el polen.
Calendario de alergia
¿Cuáles son los principales pólenes y cuándo están presentes?
Si eres alérgico al polen debes estar especialmente atento al calendario de polinización. En general, la incidencia de pólenes es la siguiente:
• Diciembre/enero a marzo: cupresáceas (arizónica, ciprés, sabina, enebro).
• Marzo/abril: plátano de sombra.
• Abril a julio: gramíneas y olivo. En concreto las gramíneas tienen un último pequeño pico en septiembre.
• Abril a septiembre: parietaria en la zona mediterránea.
• De primavera a otoño: malezas.
Ante la imposibilidad de controlar alergia con los medicamentos habituales, entra en juego la vacuna para la alergia, que consigue modificar los mecanismos de defensa para que no causen síntomas en el organismo.
La vacuna para la alergia está especialmente indicada en aquellas personas con síntomas de nariz y ojos que no se pueden controlar con la medicación habitual y/o asma bronquial acompañante. La rinoconjuntivitis causa picor y congestión ocular, enrojecimiento de los ojos, picor y obstrucción nasal, mucosidad acuosa (hidrorrea), picor en el paladar y los oídos. En el caso del asma, aparece una sensación de ahogo y problemas para respirar, sibilancias y dificultad para hacer ejercicio o actividades cotidianas debido a la sensación de falta de aire.
La vacuna para la alergia puede ponerse a partir de los 5 años, siempre bajo prescripción y control del alergólogo, y puede administrarse de manera inyectada en el brazo, en comprimidos para algunos alérgenos o sublingual (gotas que se ponen debajo de la lengua). En ambos casos, las vacunas se administran en dosis pequeñas al inicio, y se van incrementando poco a poco hasta alcanzar la dosis máxima, que se mantiene durante varios años.
¿Cuáles son los efectos positivos de la vacuna?
El efecto positivo de la vacuna para la alergia suele ser mayor cuando se administra de manera precoz. En todo caso, es el alergólogo quien debe determinar si ha de administrase poco después del diagnóstico o si es mejor esperar a conocer la evolución de la alergia. El efecto de la vacuna es lento y se nota con el tiempo, generalmente a partir de los 6/12 meses del tratamiento. Durante los primeros meses se suele notar que los síntomas son menos frecuentes e intensos, y que se necesita mucha menos medicación para controlar los síntomas o prevenir la alergia. Con el tiempo muchos pacientes consiguen retirar por completo la medicación preventiva.
Y si no lo consiguen al 100% siempre reducen el empleo de medicación, se modifica el curso desfavorable de la enfermedad y se previenen complicaciones.
Los efectos de la vacunación suelen durar años e incluso toda la vida. Pero es posible que vuelvan a aparecer síntomas tras varios años y entonces será necesario estudiar si se deben al alergeno que inicialmente causaba la alergia o a un nuevo agente. En todo caso no hay inconveniente en volver a vacunarse, tanto frente al alergeno inicial como a uno nuevo.
Contraindicaciones de las vacunas
En cuanto a las contraindicaciones, la vacuna para la alergia no se puede administrar en personas con enfermedades graves entre las que se encuentran el cáncer no controlado, infecciones graves, hipertensión no controlada, enfermedades cardiovasculares y enfermedades psiquiátricas no controladas. Por ello, es muy importante que para valorar la conveniencia de la vacuna el alergólogo conozca las enfermedades que tenemos y los medicamentos que tomamos para controlarlas.