El síndrome de vejiga hiperactiva es un trastorno frecuente que consiste en la dificultad de la vejiga para retener la orina debido a una hiperactividad del músculo detrusor. Se caracteriza por una urgencia frecuente de orinar y un incremento de las veces que se acude al baño (más de 7 veces al día).

Causas del síndrome de vejiga hiperactiva

El síndrome de vejiga hiperactiva , se da en ambos sexos, en el hombre está asociado a la edad y a trastornos como la hiperplasia benigna de próstata, cálculos en la vejiga, infecciones urinarias y enfermedades neurológicas, como el Alzheimer, el Parkinson o la esclerosis múltiple.

Además de las enfermedades neurológicas que hemos mencionado antes, entre las causas del síndrome de vejiga hiperactiva están trastornos de origen vesical, como las inflamaciones e infecciones, obstrucciones, cálculos en la vejiga o el prolapso de los órganos pélvicos que hacen presión en la vejiga. Pero en la mayoría de los casos no se llega a conocer el origen del trastorno, y es entonces cuando se habla de vejiga hiperactiva idiopática.

¿Por qué se produce el síndrome de vejiga hiperactiva?

La vejiga es un espacio hueco recubierto por el músculo detrusor, formado por fibras musculares que controladas por la médula espinal. De ahí que las enfermedades del sistema nervioso central, como la esclerosis múltiple, puedan causar el síndrome de vejiga hiperactiva.

La vejiga almacena la orina y la expulsa a través de la uretra, que cuenta con un esfínter interno y externo que aseguran la continencia. En la fase de llenado el músculo detrusor se relaja para facilitar el llenado y luego se contrae para permitir la salida de la orina.

En el síndrome de vejiga hiperactiva el músculo detrusor no se relaja en la fase de llenado y aumenta la presión interna incluso cuando la cantidad de orina alojada es muy pequeña, produciéndose contracciones involuntarias del músculo. Por ello se siente una constante urgencia urinaria, tanto de día como de noche (nicturia), que puede ir acompañada o no de incontinencia.

En todo caso, el síndrome de vejiga hiperactiva tiene un gran impacto en la calidad de vida. Muchas personas se ven obligadas a usar absorbentes u otros dispositivos para evitar los escapes de orina y viven bajo el estrés constante de tener que localizar un aseo allí donde se encuentren en caso de necesidad. Por ello es frecuente que quienes sufren el síndrome de vejiga hiperactiva se aíslen y eviten las actividades sociales que impliquen estar fuera de casa.

Tratamiento

El tratamiento del síndrome de vejiga hiperactiva pasa por distintas fases que incluyen la adopción de medidas higiénico-dietéticas, como evitar los alimentos y bebidas que exciten el músculo detrusor; la fisioterapia; el entrenamiento vesical para normalizar en la medida de lo posible el patrón de vaciamiento de la vejiga; medicamentos que evitan la contracción involuntaria de la vejiga; inyección de neurotoxina o la electroestimulación del nervio tibial posterior.

En los casos más graves se puede optar por el tratamiento quirúrgico, como la cistoplastia de aumento o ampliación vesical, y la derivación urinaria.

Estas intervenciones son muy complejas y deben realizarse con equipos de alta precisión, como el robot quirúrgico Da Vinci, que proporciona una imagen en 3D de alta definición y facilita que el cirujano actúe exclusivamente sobre la zona a tratar sin dañar el tejido y órganos circundantes.

El robot quirúrgico Da Vinci aumenta la precisión y seguridad de las intervenciones en comparación con otras técnicas no robotizadas, aporta importantes ventajas al paciente, ya que la recuperación es más rápida, el dolor postoperatorio es menor, se reduce el tiempo de hospitalización y disminuye el riesgo de infecciones y complicaciones para tratar el síndrome de vejiga hiperactiva.