Desde que se notificara el primer caso de infección por SARS-CoV-2, virus causante de la COVID-19, no han dejado de reportarse nuevos síntomas y secuelas del coronavirus. El SARS-CoV-2 puede afectar con mayor o menor intensidad a todos los órganos, si bien los aparatos respiratorio y cardiovascular parecen ser los que se llevan la peor parte en los casos moderados y graves. A continuación te contamos las secuelas del coronavirus más frecuentes y cómo puedes monitorizar su evolución con un chequeo de salud post COVID-19.

Coronavirus y sus efectos secundarios en el organismo

La infección por el coronavirus SARS-CoV-2 puede tener efectos negativos en casi cualquier órgano del cuerpo. Esto se debe a la reacción exagerada del sistema inmune ante la presencia del virus.

En los peores casos, el coronavirus puede afectar gravemente a los pulmones, el músculo cardiaco, el riñón, el cerebro y el sistema vascular. A estos efectos se suman otros síntomas como fatiga, dolor muscular, erupciones cutáneas o cefaleas.

Asimismo, se deben tener en cuenta los efectos secundarios de los medicamentos utilizados para tratar la infección. Algunos de los empleados en los primeros meses de la pandemia, como la hidroxicloroquina, tienen efectos adversos sobre el corazón y la piel, en la que causan una fuerte hiperpigmentación.

Tipos de secuelas que deja la COVID-19

Problemas respiratorios

La astenia y debilidad parecen las secuelas más frecuentes.

Entre las principales secuelas del coronavirus están la dificultad para respirar (disnea) y, en los casos graves, la fibrosis pulmonar, que consiste en la aparición de tejido cicatricial en los pulmones como consecuencia de la inflamación. Cuando la fibrosis es importante, el paciente no recupera su capacidad respiratoria tras la enfermedad y es posible que necesite oxígeno de manera permanente o prolongada. En el peor de los casos, sería necesario un trasplante de pulmón.

Pero los problemas respiratorios no solo pueden ser consecuencia del coronavirus, sino también de los tratamientos o procedimientos necesarios en su fase aguda. La ventilación mecánica o las altas concentraciones de oxígeno causan daño pulmonar y pueden alterar la función respiratoria.

Trastornos trombóticos

Un alto porcentaje de pacientes presentan trastornos trombóticos durante y después de la infección por coronavirus. En la fase aguda de la enfermedad puede ser necesaria la administración de tratamiento anticoagulante para evitar la trombosis venosa profunda, y en ocasiones es recomendable mantenerlo tras el alta hospitalaria para prevenir tanto la trombosis venosa como la embolia pulmonar, dos de las complicaciones del coronavirus más frecuentes.

Alteraciones cardiacas

La COVID-19 aumenta algunos marcadores asociados a daño miocárdico. Esto indica que puede provocar enfermedad cardiaca, lo más frecuente: miocarditis o inflamación del músculo cardiaco. Por ello, es muy importante que estos pacientes tengan un seguimiento estrecho durante los meses posteriores a la infección con el fin de valorar correctamente su riesgo y la necesidad de instaurar medidas preventivas y terapéuticas.

Pérdida de olfato y de gusto

Entre las afectaciones neurológicas, la anosmia (pérdida de olfato) y la disgeusia (sabor desagradable persistente), son dos de los síntomas más comunes y que mayor sorpresa causaron al inicio de la pandemia. La mayoría de los pacientes se recupera a las pocas semanas tras la enfermedad; sin embargo, se estima que el 20% de los afectados no recupera totalmente estos sentidos o los tiene distorsionados.

Cefaleas y dolor muscular

La cefalea y los dolores musculares son síntomas característicos de la COVID-19 y pueden prolongarse tras la infección. Muchos pacientes describen una sensación persistente de dolor y debilidad muscular, y un pequeño porcentaje desarrolla cefalea crónica.

Urticaria

Los procesos inflamatorios causados por el coronavirus pueden provocar urticarias, eczemas y otras alteraciones persistentes de la piel.

Pérdida de cabello

Una secuela del coronavirus bastante frecuente es el efluvio telógeno, que aparece semanas después de haber pasado la enfermedad. Se trata de una pérdida de cabello repentina e importante, que puede alarmar mucho a quien la sufre, aunque afortunadamente es reversible.

Problemas de salud mental

Las largas hospitalizaciones, el temor a no superar la enfermedad, el aislamiento o la sensación de culpa por haber infectado a seres queridos son algunos de los factores que se asocian a un aumento de los casos de ansiedad y estrés postraumático en personas con COVID-19. Otras secuelas del coronavirus relacionadas con la salud mental son la apatía, falta de motivación, confusión mental, problemas de concentración y estados depresivos.

Revisión médica después del coronavirus: chequeo médico post COVID-19

Tras pasar la COVID-19, es importante monitorizar estrechamente tu salud para conocer las áreas del organismo que más se han visto afectadas e identificar posibles secuelas con el fin de tratarlas adecuadamente, frenar su evolución y prevenir futuras complicaciones.

Para ello, Sanitas cuenta con el Chequeo Médico Post COVID-19, que consiste en una valoración 360º de tu salud e incluye una completa exploración física, la realización de pruebas cardiacas, pulmonares y radiológicas, y análisis clínicos de los parámetros de salud más importante.

El Chequeo Médico Post COVID-19 de Sanitas está recomendado para las personas que han pasado la COVID-19 o que sospechan que han pasado la enfermedad y quieren conocer su estado de salud.

Siempre que el tipo de pruebas lo permita, podrán obtenerse los resultados en el mismo día, y estos serán analizados e interpretados por un mismo especialista.

Preguntas frecuentes sobre las secuelas del coronavirus

Todavía se desconocen todos los efectos que tiene el coronavirus a largo plazo y numerosos estudios están intentando arrojar luz sobre este aspecto. No obstante, se tiene una idea bastante clara de los efectos o síntomas más persistentes, que pueden extenderse desde semanas a meses tras superar la enfermedad.

En los casos más graves, persisten los trastornos renales, cardiacos y respiratorios, mientras que en los moderados o leves, las funciones de estos órganos se pueden recuperar con el paso del tiempo. También es importante monitorizar la salud vascular a medio y largo plazo para evitar la formación de trombos o el desarrollo de hipertensión pulmonar.

Varias investigaciones están analizando las secuelas del coronavirus en los pacientes asintomáticos, es decir, aquellos portadores del SARS-CoV-2 que no han presentado síntomas. Algunas de estas investigaciones indican que estos pacientes también pueden presentar secuelas, como daño en los tejidos pulmonares, cardiacos y vasculares, fatiga, dolor muscular, apatía o confusión mental.

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