Aunque te parezca un término raro, el prognatismo mandibular es más frecuente de lo que crees. Se trata del desarrollo de una mandíbula prominente, que se produce cuando la mandíbula se proyecta y crece hacia adelante en comparación con el maxilar superior.

Ahora que lo sabes, seguro que reconoces a más de un amigo o conocido que tiene cierto grado de prognatismo mandibular.

Lo cierto es que algunos grados de prognatismo mandibular no generan problemas estéticos o funcionales, sino que se convierten en una seña de identidad o parte de la personalidad de la persona.

El prognatismo mandibular resta armonía y proporcionalidad al rostro, lo que puede llegar a afectar a negativamente a la vida social e íntima de la persona.

Este impacto puede ser especialmente fuerte en los niños y adolescentes, por lo que es importante acudir cuanto antes al ortodoncista para que, en colaboración con el cirujano maxilofacial, determine las medidas correctoras que se pueden tomar mientras el niño se encuentra en etapa de crecimiento.

Pero además de ser un problema estético, el prognatismo mandibular tiene otras consecuencias negativas en la salud: dificulta la dicción (favorece el ‘ceceo’), la masticación y causa dolores de cabeza y de la articulación temporomandibular.

¿Por qué se produce el prognatismo mandibular?

El prognatismo mandibular se produce por un sobrecrecimiento de la mandíbula respecto al maxilar superior, o a un déficit en el crecimiento del maxilar superior. En muchos casos se debe a una combinación de ambos problemas.

En todo caso, los factores que influyen en el desarrollo del prognatismo mandibular son:

Antecedentes familiares

Suele ser hereditario, por lo que tener uno o varios familiares con prognatismo eleva el riesgo de desarrollarlo.

Pérdida precoz de las muelas de leche

Suelen caerse entre los 10 y 12 años, pero cuando lo hacen antes pueden producirse problemas en la mandíbula que favorecen el prognatismo.

Problemas de la hipófisis o glándula pituitaria

Se trata de una glándula que cuelga del cerebro, en la base del cráneo, y se encarga de la producción de una serie de hormonas fundamentales para el correcto funcionamiento del organismo, como la hormona del crecimiento, la hormona luteizante, la gonadotrofina o la prolactina.

El mal funcionamiento de la hipófisis se asocia al desarrollo de algunas enfermedades como el gigantismo, la acromegalia, el hipopituitarismo y diversos síndromes en los que es característico el prognatismo mandibular.

La cirugía ortognática, una solución segura y eficaz

El tratamiento del prognatismo mandibular se realiza mediante cirugía ortognática, un tipo de cirugía maxilofacial que combinada con la ortodoncia consigue que el rostro recupere su simetría y armonía.

Mediante la cirugía ortognática el cirujano realiza una osteotomía mandibular, que consiste en la fractura de la mandíbula para luego colocarla hacia atrás, donde se fija mediante placas y clavos. Se trata de una cirugía compleja que requiere un estudio estético y morfológico previo para determinar los aspectos a corregir, la técnica indicada y los resultados.

La intervención se realiza con anestesia general, requiere al menos un día de hospitalización y tiene una duración media de dos horas, pero esto puede variar según la complejidad del caso.

Como las incisiones se hacen desde el interior de la cavidad bucal, no quedan cicatrices, si bien el postoperatorio puede ser algo pesado debido a la inflamación y a algunas molestias que se pueden controlar con analgésicos y antiinflamatorios.

Lo habitual es que la cirugía ortognática se combine con un tratamiento de ortodoncia para asegurar la correcta ubicación y alineación de los dientes, consiguiendo así un mejor resultado.

¿Qué medidas se pueden tomar durante la niñez y la adolescencia?

La corrección del prognatismo mandibular mediante cirugía ortognática debe hacerse en la edad adulta, una vez finalizada la etapa de crecimiento.

Hasta entonces, existen algunas medidas correctoras, como los expansores o las máscaras de ortodoncia, que intentan ralentizar el crecimiento de la mandíbula y promueven el avance del maxilar superior.

Esto, junto a la ortodoncia, puede ayudar a frenar el prognamismo, si bien en cuanto finalice la etapa de crecimiento habrá que valorar la necesidad del tratamiento con cirugía ortognática.