El aceite de palma
En la última década el aceite de palma se ha convertido en el Satanás de la nutrición. Hordas de consumidores enfurecidos arremeten contra las marcas que incluyen el aceite de palma entre sus ingredientes argumentando que supone un importante peligro para la salud y para el medioambiente. Pero, ¿qué dice la Ciencia del aceite de palma? A continuación vamos a conocer más de cerca cuáles son los beneficios y los riesgos de este aceite.
El origen del aceite de palma
El aceite de palma procede del Elaeis guineensis, un árbol originario del continente africano. Se utiliza habitualmente para cocinar pero también es un ingrediente importante en muchos alimentos procesados o precocinados.
Por ejemplo, es normal encontrarlo en las cremas de cacao, la mantequilla de cacahuete y otras mantequillas y margarinas. También se puede encontrar en los cereales o en las galletas. Y aunque resulte sorprendente, también está presente en productos no alimenticios, como por ejemplo las pastas de dientes y algunos cosméticos.
El problema del aceite de palma
El principal problema que plantea el aceite de palma es que es rico en grasa saturada (aunque no en grasas trans), lo cual puede elevar el riesgo cardiovascular. Sin embargo, los estudios científicos no se ponen de acuerdo en este punto. Algunas investigaciones han demostrado que el aceite de palma reduce el colesterol malo o LDL y aumentan el colesterol bueno o HDL. Lo que sí está claro es que es mucho menos beneficioso para la salud que otros tipos de aceites, como el de oliva virgen.
Asimismo, el aceite de palma parece mejorar los niveles de vitamina A y es una excelente fuente de vitamina E, un potente antioxidante que protege la función cerebral. De hecho, los tocotrienoles, una forma de vitamina E, ha demostrado tener cierto efecto protector del cerebro disminuyendo la progresión de la demencia o el riesgo de ictus.
Entonces, ¿por qué el aceite de palma es tan controvertido?
Lo ciertos es que muchas de las investigaciones realizadas con aceite de palma en animales han arrojado resultados contradictorios. Así como algunos estudios indican que el aceite de palma podría tener un efecto protector para el corazón, otros afirman que eleva los niveles de colesterol LDL y, en consecuencia, el riesgo cardiovascular. Asimismo, algunas investigaciones lo han relacionado con el riesgo de cáncer en ratones, si bien no se ha demostrado que exista este riesgo en humanos.
Pero tal vez la mayor controversia venga de la mano de motivos éticos y medioambientales. El aumento de la demanda de aceite de palma ha hecho que se multipliquen los cultivos en Malasia, Indonesia y Tailandia, lo que ha favorecido la destrucción de la flora autóctona y ha desplazado a gran parte de la fauna de sus hábitats naturales. En Indonesia y Malasia, por ejemplo, se produce el 95% del aceite de palma de todo el mundo, por lo tanto la deforestación y el impacto medioambiental en estas regiones está siendo tremendo.