Los adolescentes con sobrepeso es un tema que a la mayoría de los padres nos preocupa. Por eso cuando tu hijo empieza a tener unos kilos de más que hacen que deje de hacer su vida normal, hay que tomar cartas en el asunto, porque cuando su IMC se sitúa entre 25 y 29,9 está en la antesala de la obesidad, situación en la que empiezan a aparecer serios problemas de salud.

Adolescentes con sobrepeso y obesidad

Las cifras hablan por sí solas y en los últimos años. El estudio ALADINO (Alimentación, Actividad física, Desarrollo Infantil y Obesidad) de 2015, llevado a cabo por la Agencia de Seguridad Alimentaria y Nutrición, cifra la prevalencia del sobrepeso en el 23,2% y la de la obesidad en el 18,1% en niños y adolescentes.

¿Cómo les podemos ayudar?

Ante esta situación en la que cada vez hay más adolescentes con sobrepeso y obesidad, hay que concienciar a nuestros más jóvenes de la necesidad de cuidar su alimentación y fomentar estilos de vida saludables, donde la actividad física ocupe un lugar importante en sus actividades diarias.

Muchas veces los padres no saben cómo ayudar, porque saben que sus hijos no se sienten a gusto consigo mismos pero tampoco quieren que sientan que se entrometen en sus vidas. Por eso, desde el primer momento tienes que ser su apoyo, no su salvador. Bajar peso es cuestión suya, tú solo puedes ayudarle.

  • Para conseguir este objetivo debes dejar que él decida cómo quiere adelgazar. Plantéale opciones y que él elija.
  • Una de las cosas que no debes hacer es convertirte en el “poli malo” esto no funciona con los adolescentes con sobrepeso y obesidad.. Puedes y tienes que animarlo a que reduzca peso, pero nunca puedes obligarle. Es absolutamente contraproducente, ya que se revelará ante la dieta y puede que gane algún que otro kilo de más, en lugar de perderlos.
  • Comienza por cambiar en casa. Opta por platos más adecuados para bajar peso e intenta implicar a tu hijo en la preparación.
  • Además de ofrecerle unas pautas dietéticas saludables intenta hacer algo de ejercicio con él. Las recomendaciones establecen que los niños y adolescentes deberían hacer al menos una hora de ejercicio al día. Es fácil conseguirlo caminando. Ir al colegio andando, siempre que sea posible, o dejar el coche en casa para ir a comprar el pan son tareas que hacen que tu hijo haga ejercicio.
  • No debes obligarle a dejar de forma drástica los dispositivos electrónicos y reducir sus horas de televisión. Él es el que tiene que ir viéndolo poco a poco. Ya que según vaya perdiendo peso, se va a sentir mejor físicamente y más contento con su cuerpo. No olvidemos que en la adolescencia necesita reafirmar su aspecto y ser aceptado por el grupo. Dejemos que lo haga él mismo, siempre sostenido por nosotros pero en segundo plano.

  • Y recuerda, no intentes cambiar todo a la vez. Hay que ir poco a poco, a su ritmo, que con toda seguridad es muy diferente que el tuyo. En todo el camino debes alabarle todos los logros conseguidos y minimizar los “fracasos”. La actitud positiva es clave para alcanzar los objetivos marcados y así decir adiós a la obesidad.