Pese a que el cáncer de mama afecta a una de cada ocho mujeres en todo el mundo, la mortalidad ha disminuido cerca de un 40% desde 1989. La principal razón de esta disminución es la mamografía de screening, apoyada en los dos tipos de prevención del cáncer de mama.
Factores de riesgo del cáncer de mama
Más allá de ser mujer y tener edad avanzada, no hay factores de riesgo identificables en la mayor parte de casos de cáncer de mama. Se consideran factores de riesgo la historia familiar, el ser portador de mutación patogénica, la menarquía precoz, la menopausia y el primer embarazo tardío o la no lactancia, entre otros. Y por supuesto, factores de riesgo muy habituales en otras enfermedades como: consumo de tabaco y alcohol, y obesidad.
Prevención Primaria
Como primera medida de prevención del cáncer de mama hay que mencionar los hábitos de vida saludable, incluyendo actividad física y dieta sana, no fumar y evitar alcohol y obesidad. La prolongación de la lactancia también protege contra el cáncer de mama, de hecho, el riesgo se reduce aproximadamente en un 4% por cada doce meses acumulados amamantando al bebé.
Una vez interiorizados estos hábitos, la mujer debe tomar conciencia de sus senos y advertir posibles síntomas como cambios de la piel, enrojecimiento, retracción, asimetría, nódulo o secreción del pezón. El paso hacia la autoexploración de mamas está rodeado de una controversia cada vez mayor. De hecho, la American Cancer Society ya no recomienda hacerla cada mes, por el aumento de falsos positivos y el diagnóstico de lesiones benignas. De ahí que la conciencia de la mujer sobre cómo son y están sus mamas, sin incluir recomendaciones de exploración sistemática y rutinaria, sea ahora mismo la medida de prevención más recomendable.
Prevención secundaria
Respecto a la prevención secundaria del cáncer de mama, el propósito es detectar la enfermedad en personas asintomáticas, para prevenir malos resultados, aumentar la supervivencia y evitar tratamientos agresivos. Entre las técnicas diagnósticas recomendadas, destaca por encima de todas la mamografía, que se debería realizar a partir de los 40 años y obligatoriamente a partir de los 50, una vez al año, manteniendo la periodicidad de la prueba hasta al menos los 75 años.
Estas recomendaciones de cribado pueden ser diferentes en personas consideradas de alto riesgo o portadores de mutación patogénica.
En definitiva, la prevención del cáncer de mama comienza por la información sobre la enfermedad, sigue por los hábitos saludables y por la autoconciencia de las mamas y termina en las revisiones con el ginecólogo y la mamografía para reducir su diagnóstico precoz.
Bibliografía
- Kolak A; Kaminska M; Sygit K et al. Annals of Agricultural and Environmental Medicine 2017: Vol 24, Nº4; 549-553
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- https://www.nccn.org/professionals/physician_gls/pdf/breast_risk.p
- Practice Bulletin Number 179: Breast Cancer Risk Assessment and Screening in Average-Risk Women.