¿Puede ser que tengas alergias alimentarias y no te hayas dado cuenta? Todos hemos sufrido alguna vez una reacción extraña a un alimento: después de una comida hemos notado una rara sensación de picor o quizás una hinchazón en los labios o los párpados, o nos ponemos muy rojos.
Si nos pasa sólo una vez no le damos importancia o pensamos que puede tratarse de algo puntual, como una intoxicación leve o intolerancia a algo que hemos comido. Pero puede tratarse de una alergia alimentaria y tener consecuencias mucho más serias.
¿Qué es una alergia alimentaria?
Hasta el más insospechado de los alimentos puede darnos un susto, aunque lo hayamos consumido toda la vida. Una alergia es una reacción exagerada de nuestro sistema inmune ante algo que hemos comido y que identifica como una amenaza. Esto hace que el organismo reaccione de múltiples formas:
- Una reacción cutánea (dermatitis, urticaria, etc.)
- Una reacción gastrointestinal (diarrea).
- Hinchazón y/o enrojecimiento, especialmente de los párpados, la cara, los labios y la lengua.
- Picor en la garganta, en los labios, en la boca o dificultad para tragar.
Alergias alimentarias poco frecuentes
Algunos tipos de alergias alimentarias son muy comunes y conocidos, como la alergia a los frutos secos o al melocotón. Sin embargo, existen otras bastante extrañas o poco comunes.
1. Especias
Entre las más raras está la alergia a las especias. Con frecuencia vienen en una mezcla, lo que hace muy difícil determinar qué especia en concreto produce la alergia, teniendo en cuenta, además, que las pruebas cutáneas y sanguíneas no son muy concluyentes. En este caso lo único aconsejable es evitar todo tipo de especias, sin excepción.
2. Carne roja
debido a la molécula alfa-gal, que es un carbohidrato presente en la carne.
3. Agua del grifo
debido a algunas sustancias químicas presentes en ella, como el diclorofenol, utilizado para clorar el agua.
4. La cerveza
por la cebada u otros cereales y levaduras que contiene.
5. Aditivos alimentarios
Como pueden ser los colorantes, espesantes y conservantes.
6. Sulfitos
Al vino, los alimentos procesados o embutidos, entre otros, debido a los sulfitos, un derivado del azufre utilizado como conservante en estos alimentos.
7. Alergia a las lentejas
En la lista de alergias alimentarias poco comunes también debemos incluir la que produce las lentejas. Esta alergia podría deberse a un grupo de proteínas denominadas de almacenamiento o depósito (albúmina) y a un insecto llamado Bruchus lentis, tal y como han demostrado algunas investigaciones. Este insecto es uno de los parásitos más frecuentes en este tipo de legumbre y puede producir desde un leve trastorno digestivo hasta un shock anafilático.
8. Anisakis
Otra alergia alimentaria que cabe destacar y que va ganando terreno es la causada por el anisakis, un gusano que vive en el tubo digestivo de los peces y se transmite al ser humano al consumir las larvas vivas que están en el pescado crudo o poco hecho.
Además de causar infecciones (anisakiasis), también provoca reacciones alérgicas
Algunas pueden ser leves (urticaria, hinchazón en la cara, dolor abdominal, entre otros), pero en el peor de los casos puede provocar un shock anafiláctico.
En la actualidad, para prevenir las reacciones alérgicas y otras complicaciones se congela el pescado a -20ºC (congelación en ultramar). También se pueden evitar estas reacciones al cocinar el pescado a temperaturas superiores a 60ºC, lo que causa la muerte de la larva.
9. Lácteos
Por último, los lácteos suelen protagonizar muchos casos de alergias alimentarias que suelen confundirse con la intolerancia a la lactosa. Aunque a veces los síntomas son parecidos, una alergia puede ser mortal, no así la intolerancia.
En el caso de la intolerancia a la leche no podemos digerir la lactosa, que es un azúcar que tiene la leche de vaca, lo que puede causarnos gases, retortijones, diarrea, dolor de cabeza… debido a que nuestro organismo no puede digerir correctamente algún componente del alimento que estamos consumiendo.
En definitiva, cualquier persona puede desarrollar alergias alimentarias el día menos pensado, como también puede provocarla el alimento más insospechado. Una persona puede hacerse alérgica tras el primer contacto, tras el segundo, o tras haber consumido el alimento toda su vida, sin saberse todavía hoy el motivo por el que esto ocurre.