Una persona obesa, puede notar que sus emociones han llegado a influir de tal forma, que le han hecho comer en exceso y utilizar malos hábitos.
La persona obesa con un IMC superior a 30 tiene un mayor riesgo de desarrollar trastornos cardiovasculares, hipertensión, hipercolesterolemia, ictus, osteoporosis, problemas respiratorios y algunos tipos de cáncer. Pero, ¿cuál es el impacto de la obesidad en la salud mental? ¿Puede afectar el sobrepeso al bienestar psicológico?
¿Qué emociones pueden surgir en una persona obesa?
Sí, el impacto de la obesidad va más allá de los aspectos puramente físicos y puede convertirse en un lastre psicológico que condicione la vida de una persona obesa. Entre otros problemas, la obesidad puede desencadenar:
- Estigma social. Los cánones de belleza de la sociedad actual premian la delgadez, mientras que la obesidad se penaliza y se asocia con estereotipos negativos. Esto puede hacer que la persona obesa se avergüence de su cuerpo, pierda la autoestima y confianza en sí mismo, se sienta culpable de ser obesa y sufra burlas o verse discriminada tanto desde un punto de vista laboral como social. Se vuelven personas introvertidas, que no expresan ni comparten sus emociones, todo lo contrario se las guardan y “comen” ellos mismos, pudiendo llegar a casos extremos de trastornos alimentarios.
- Depresión. Existe una estrecha relación entre obesidad y depresión. La depresión y la ansiedad son mucho más frecuentes en una persona obesa en comparación con las que no lo son. Lo habitual es que la obesidad desencadene la enfermedad depresiva debido al estigma, baja autoestima y vergüenza que se siente por el exceso de peso. Pero también es posible que se dé el caso contrario y sea una depresión la que desencadene el problema de obesidad. Es fundamental que el paciente puede tener un buen autoconcepto de si mismo, para poder entender y aceptar su cuerpo.
- Trastornos de la alimentación. La pérdida de autoestima lleva a la persona obesa a encontrar consuelo emocional en la comida, por lo que come mucho más y empeora el problema de peso. Pueden ser frecuentes los atracones y los comportamientos bulímicos. Se ha de iniciar con un cambio de hábitos con el soporte de un nutricionista y un psicólogo, para poder reeducar los hábitos que tanto están perjudicando y poder identificar las conductas negativas.
La obesidad tiene solución
Perder peso puede ayudar a paliar el gran impacto emocional de la obesidad, pero el abordaje del problema debe ser multidisciplinar. Por ello, es importante acudir a un centro especializado en el que un equipo de médicos, nutricionistas y psicólogos valoren la situación de la persona obesa y le ofrezcan una solución integral y personalizada.
Tras el análisis de todos los parámetros físicos y emocionales, los especialistas podrán recomendar el tratamiento que mejor se adapte a las circunstancias del paciente, que pueden ir desde las dietas proteinadas y personalizadas, hasta los tratamientos para la reducción de estómago sin cirugía o la cirugía bariátrica.
Una vez elegido el tratamiento, el equipo que siga el caso establecerá un calendario de visitas para valorar los progresos, realizar ajustes y, sobre todo, proporcionar al paciente el apoyo psicológico que necesite en cada fase del tratamiento. Y es que el manejo de las emociones es clave para que tenga éxito. Asimismo, los especialistas te ayudarán a aprender a comer de manera equilibrada y a incorporar la actividad física en tu día a día para consolidar la pérdida de peso.
Actuar frente a la obesidad y sus consecuencias físicas y mentales será mucho más fácil si se hace con la ayuda de un equipo de profesionales especializados capaces de dar solución a los problemas y necesidades del paciente a lo largo de todo el tratamiento.