¿En qué consiste la exploración oftalmológica?

La vista es uno de los sentidos más importantes. Sin embargo, los especialistas destacan que es uno de los que menos cuidamos y revisamos, ya que la mayoría de las personas sólo acuden a la óptica y/o al oftalmólogo cuando tienen alguna molestia o problema de visión. De hecho, gran parte de la población nunca se ha realizado una exploración oftalmológica.

Los expertos recomiendan realizar una exploración oftalmológica anual y concertar una consulta con el oftalmólogo aunque no se tenga ningún síntoma, ya que es la mejor manera de prevenir y detectar enfermedades oftalmológicas incluso mucho antes de que aparezcan signos evidentes. Esto permitirá también comenzar un tratamiento precoz, prevenir complicaciones y daños irreversibles.

Asimismo, si sufrimos enfermedades oftalmológicas previas o antecedentes de patologías que afecten a los ojos en la familia, como glaucoma, o graduaciones miópicas elevadas (lo que aumenta el riesgo de desprendimiento de retina), o enfermedades crónicas relevantes, como la diabetes, es posible que la frecuencia de las revisiones oftalmológicas tenga que ser mayor. En todo caso, debemos seguir las recomendaciones de número y frecuencia que establezca el oftalmólogo para nuestro caso concreto.

¿Qué se hace en una exploración oftalmológica?

Durante las revisiones oftalmológicas, el profesional realizará una serie de tests y pruebas totalmente indoloras para ver la salud de los ojos. En la primera consulta realizará una batería de preguntas para completar nuestra historia clínica. Las preguntas más frecuentes que puede hacer son si existen antecedentes familiares de enfermedades oftalmológicas o de otro tipo, o si tenemos otras patologías, qué tratamientos estamos siguiendo.

A continuación, el oftalmólogo puede realizar las siguientes pruebas:

Examen de agudeza visual

Es la prueba más común. Para hacerla nos sentaremos a seis metros de una tabla en la que se proyectarán letras o símbolos. Con esta prueba el oftalmólogo comprobará cómo está nuestra vista en función de las letras más pequeñas que podamos leer a una distancia determinada. Iremos diciendo las letras que podemos ver en voz alta y si es necesario, el oftalmólogo irá añadiendo una serie de lentes que pondrá en unas gafas para graduar nuestra visión.

Examen biomicroscópico en lámpara de hendidura de polo anterior

Con esta exploración se exploran las zonas más anteriores del ojo como son la córnea, el iris, la conjuntiva, la cámara anterior, así como las estructuras palpebrales

Examen del fondo del ojo con dilatación de las pupilas

El oftalmólogo nos administrará unas gotas en los ojos para dilatar las pupilas. Al cabo de unos minutos, los examinará para detectar alteraciones de la retina y del nervio óptico. Con esta prueba es posible diagnosticar problemas oculares como el desprendimiento de retina, la trombosis retiniana o la degeneración macular asociada a la edad. En algunas personas las gotas pueden provocar picor y escozor (solo durante unos segundo), visión borrosa o  mayor sensibilidad a la luz. En algunas ocasiones se puede realizar otra prueba alternativa que realiza una foto del polo posterior y no precisa dilatación. Será el especialista quien te indicará una u otra

Tonometría

La tonometría es la prueba oftalmológica que se indica para medir la presión o tensión en el ojo. Esta prueba es muy importante porque si la presión ocular es elevada puede ser un indicador de glaucoma, la principal causa de ceguera como consecuencia de un daño en el nervio óptico secundario, provocada, por regla general, por un aumento de la presión intraocular.

Examen de campo visual

Esta prueba sólo es realizada en ocasiones determinadas, entre ellas en seguimiento de pacientes con glaucoma. La campimetría o examen del campo visual permite evaluar la visión lateral o periférica. En esta prueba tenemos que enfocar los ojos en un punto fijo e indicar si vemos un objeto delante de ese punto y qué objeto es. Una vez finalizada la prueba se podrá comprobar si el campo visual es óptimo o está comprometido.

La exploración oftalmológica

Debería realizarse desde la infancia a partir de los 4 años. En las primeras revisiones infantiles el oftalmólogo pautará cuándo habrá que repetirlas, dependiendo del estado visual del pequeño. Si durante la infancia no se ha realizado ninguna exploración oftalmológica, conviene realizarla anualmente a partir de los 21 años.