La salud de nuestros hijos siempre es fuente de preocupación, sobre todo cuando tenemos un bebé recién nacido en casa. Gracias a las visitas al pediatra es fácil controlar su estado de salud, pero eso no quita para que estés atenta ante cualquier cambio o alteración que puedas notar.
Sistema ocular del recién nacido
Es importante que prestes atención a los ojos de tu bebé, sobre todo en los primeros meses, porque el sistema ocular de los recién nacidos es muy delicado y no está del todo maduro.
En ocasiones pueden tener problemas que es importante detectar de forma precoz para que se resuelvan con éxito y se puedan prevenir complicaciones. Esta vigilancia debes intensificarla si además en tu familia hay antecedentes de enfermedades oftalmológicas.
Las visitas rutinarias al pediatra serán muy importantes en los primeros meses y, de hecho, ya en el primer mes el médico puede descartar problemas oculares graves y malformaciones congénitas.
Además, pasados los seis primeros meses podrá detectar un posible estrabismo y a los 18 meses los defectos refractivos, como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo.
A partir del año y medio de vida las revisiones se recomiendan cada dos años como seguimiento para comprobar el correcto desarrollo la visita de tu hijo.
Normalmente las molestias que pueden afectar a los ojos de los bebés no revisten gravedad, pero si notas que tiene los ojos enrojecidos o irritados y se los frota con frecuencia, no te mira a los ojos, no enfoca la mirada, hace movimientos extraños con los ojos o le tiemblan, no dudes en acudir al oftalmólogo para que revise la salud de sus ojos.
Problemas oculares frecuentes
Entre las afecciones oculares más frecuentes en los bebés están:
Conjuntivitis
Hay varios tipos (virales, bacterianas o alérgicas), pero todas tienen algunos síntomas comunes en bebés recién nacidos, como la inflamación y enrojecimiento en los párpados y en la conjuntiva, acompañado en ocasiones de pus, legañas y lagrimeo.
Obstrucción del lagrimal
Algunos bebés nacen con el conducto lagrimal total o parcialmente obstruido. Este conducto puede tardar algunas semanas en abrirse, provocando mientras tanto lagrimeo y secreciones en sus ojos.
Estrabismo
El sistema ocular de los bebés aún no está maduro cuando nacen, lo que hace que no puedan enfocar bien la mirada.
Pero esto es algo transitorio que se corrige hacia los 4 meses de edad. Si pasado este tiempo los ojos de tu bebé no están alineados y no miran los dos hacia la misma dirección deberías acudir al oftalmólogo para que valore un posible estrabismo.
Problemas oculares menos frecuentes
También hay problemas oculares que no son tan frecuentes pero que necesitan de una detección precoz para evitar males mayores:
Ambliopía u ojo vago
Esto ocurre cuando la agudeza visual es mucho mayor en uno de los dos ojos, de tal forma que el otro ojo se vuelve vago.
Cuando el estrabismo no se ha detectado a tiempo puede derivar en ambliopía y si ésta no se trata a tiempo puede suponer la pérdida de la visión en un ojo que en principio estaba sano.
Cataratas
No son muy frecuentes, pero son asintomáticas y progresivas, por lo que su detección precoz es fundamental para evitar su evolución.
Ptosis o párpado caído
En algunos niños el músculo que levanta el párpado superior no se ha desarrollado bien en uno o ambos ojos, lo que hace que el párpado caiga cubriendo la mitad del ojo.
Retinopatía del prematuro
En bebés prematuros los vasos sanguíneos de la retina no están completamente desarrollados, bien porque han dejado de crecer o porque han crecido de manera anormal, de tal forma que su fragilidad puede ocasionar daños en el interior del ojo. La detección precoz es fundamental para evitar la ceguera.