La tonometría es la prueba que se utiliza para medir la presión intraocular, ya que su presencia alerta sobre la posibilidad de tener un glaucoma. Con el tonómetro, el oftalmólogo mide la resistencia que hace la cornea a la presión que ejercen los líquidos que hay en el ojo, el humor vítreo y el acuoso. Para llevarla a cabo, antes se ponen unas gotas anestésicas en el ojo para que el paciente no sienta dolor.
Formas de medir la presión intraocular
Las tres formas más comunes de llevar a cabo la medición de la presión intraocular son:
Tonometría por aplanamiento
Lo primero que hace el oftalmólogo es poner al paciente unas gotas anestésicas en los ojos para evitar molestias. Una vez que han hecho efecto y el ojo está sedado, el paciente tiene que poner la cabeza sobre un soporte, donde apoyará la barbilla para mirar fijamente a la lámpara de hendidura.
A continuación, el oftalmólogo coloca la sonda del tonómetro en el ojo para medir la presión intraocular. Este es el método que más se utiliza, sobre todo en las revisiones oculares convencionales a pacientes mayores de 40 años o los que tienen antecedentes familiares de glaucoma.
Tonometría de indentación electrónica
Se emplea para ver si ha aumentado la presión intraocular. El oftalmólogo utiliza un pequeño dispositivo en distintos puntos de la cornea con el que se registra la presión que hay en el ojo y así se recogen distintas medidas.
El especialista dice al paciente que vaya moviendo el ojo para poder hacer todas las mediciones. Cada vez que se recoge una medición suena una especie de pitido, que indica el médico que ya se han registrado esos datos, información que se vuelca a través de un programa informático especifico en un ordenador.
Tonometría sin contacto
Con esta técnica no se toca el ojo. El paciente debe fijar la cabeza situando la barbilla y la frente en un soporte. Una vez que está bien colocado, tiene que abrir los ojos y recibirá una especie de soplido de aire, que es el que presiona el ojo y el tonómetro registra automáticamente la presión intraocular que hay dentro del ojo cada vez que la cornea percibe un cambio de luz.
Con esta técnica no es necesario utilizar gotas anestésicas y la medición se lleva a cabo de forma rápida y sin molestias. Por eso, es la que más se emplea para medir la presión intraocular en niños.