El balón intragástrico es un método para perder peso

Aunque cada vez más personas recurren a él para controlar la obesidad, todavía hay un gran desconocimiento sobre qué es, cómo se utiliza y cuáles son los beneficios para los pacientes.

De hecho, algunas personas no lo valoran como opción terapéutica por el temor que les suscita la introducción de un balón en el estómago.

Colocación balón intragástrico

¿En qué consiste el balón gástrico?

Es una esfera de silicona que se introduce en el estómago mediante endoscopia (por vía oral) y se llena con una solución estéril hasta ocupar alrededor del 60% del estómago. De esta manera el espacio para la ingesta de comida se reduce y se alarga el tiempo necesario para hacer la digestión, por lo que se llega antes al punto de saciedad y este se mantiene más tiempo.

La introducción del balón gástrico se suele realizar bajo sedación controlada por un anestesiólogo y en régimen ambulatorio, volviendo el paciente a casa en menos de 2 horas tras el procedimiento. Durante los primeros días tras la colocación puede sentir náuseas y vómitos, aunque recibirá una medicación específica para controlar los síntomas en la fase de adaptación del estómago al balón intragástrico.

El balón permanece en el estómago durante 6 meses, siendo una ayuda en la estrategia de cambio de hábitos dietéticos y de estilo de vida. El balón se retira a los seis meses también por endoscopia y bajo anestesia.

¿Quién puede ponerse un balón gástrico?

Este procedimiento está indicado en las personas obesas con un índice de masa corporal superior (IMC) a 30 o que necesitarían perder entre 20 y 25 kilos aproximadamente.

Para sacar el máximo provecho al balón gástrico, debe complementarse con cambios en los hábitos alimenticios y ejercicio físico moderado. Durante el tiempo que el balón permanece en el estómago es necesario llevar a cabo una dieta personalizada que apoye la pérdida de peso y que además cree unos hábitos dietéticos que se consoliden a largo plazo, de manera que cuando se retira el balón, el paciente pueda controlar su peso con la dieta adecuada e incluso seguir perdiendo kilos.

Pero si todavía tienes dudas o sientes miedo, aquí tienes varias razones que te harán perderlo:

  • Antes de su colocación, el equipo médico realiza un análisis multidisciplinar exhaustivo, que incluye una valoración médica, nutricional, psicológica, una valoración preanestésica y una gastroscopia para comprobar que no hay ninguna anomalía en el estómago que contraindique el uso del balón.
  • El balón gástrico no requiere cirugía, ingreso hospitalario o postoperatorio con curas.
  • La introducción se realiza de manera ambulatoria y con una sedación intravenosa controlada por un anestesista, para que no sienten molestias durante su colocación. La retirada también se realiza por endoscopia bajo anestesia en régimen ambulatorio.
  • El procedimiento no suele durar más de 20 minutos y es indoloro.
  • Puedes volver a casa en unos 60 o 75 minutos después del procedimiento, una vez que los médicos han comprobado que estás bien y puedes ingerir líquidos sin dificultad.
  • El período de adaptación suele ser corto (menor de una semana) y se suele llevar bien con la medicación especial que el médico le pauta, pudiendo incorporarse a su actividad cotidiana en 2 ó 3 días tras la introducción del balón. No suele tener complicaciones graves en la inmensa mayoría de los casos, si se cumplen con las recomendaciones y el tratamiento médico recomendado.
  • Durante todo el proceso cuentas con el apoyo de médicos, endocrinólogos, nutricionistas y psicólogos que te ayudan a convivir con el balón, a entender la sensación de saciedad y a adoptar nuevos hábitos alimenticios.
  • Sientes un aumento de la autoestima y del control sobre ti mismo al comprobar que puedes controlar el hambre y las calorías que ingieres.
  • El balón gástrico ayuda a establecer una estrategia dietética para evitar el efecto rebote o efecto yo-yo (Link a post sobre Efecto rebote), ya que durante esos meses aprenderá a llevar una dieta equilibrada.
  • Aprendes a comer mejor, ya que adquieres hábitos alimenticios saludables que se prolongarán en el tiempo permitiéndote comer adecuadamente cuando ya no tengas el balón gástrico.