La dieta mediterránea
Todos hemos oído hablar de la dieta mediterránea y de los increíbles beneficios que tiene para la salud. Se trata de un estilo de vida que incluye cocinar platos con productos naturales, siguiendo recetas transmitidas de generación en generación y disfrutando con tiempo de la comida, saboreándola y compartiéndola con nuestra familia y amigos alrededor de la mesa. Son costumbres que se han tenido siempre en países mediterráneos como España, Italia y Grecia.
De la huerta a la mesa
La dieta mediterránea se basa en el consumo de productos de la huerta, verduras, hortalizas y frutas de temporada, así como legumbres, pescados, aceite de oliva, frutos secos y semillas. Sin olvidar el vino, siempre con moderación y preferiblemente en las comidas.
Los beneficios del aceite de oliva
El aceite de oliva es la base fundamental de la dieta mediterránea y se puede utilizar tanto crudo como cocinado, sustituyendo a la mantequilla que es común en la cocina de otros países. El aceite de oliva tiene un alto valor nutricional por su contenido en carotenos, vitamina E, ácido oleico y polifenoles. Es un alimento saludable que ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, degenerativas y tumorales, como el cáncer de mama y de colon. Además, ayuda a controlar los niveles de colesterol, reduciendo el colesterol ‘malo’ e incrementando el ‘bueno’.
Hay que comer de todo y de forma variada
En la dieta mediterránea no hay alimentos prohibidos, pero sí algunos que es recomendable consumir en menor medida, como las carnes rojas, los carbohidratos simples o la sal.
Un dato muy importante que revelan los estudios científicos es que la tasa de mortalidad por cáncer es menor en la zona mediterránea, donde se sigue esta dieta, en comparación con la tasa de otros países del norte de Europa o de América, que tienden a abusar más de la comida rápida, los alimentos precocinados y las grasas.
La dieta mediterránea es una de las mejores aliadas para la salud porque también nos ayuda a controlar el peso y a hacer que nuestro corazón y riñón funcionen mejor. Esto se debe a su bajo contenido en grasas saturadas y azúcares y porque es rica en vitaminas, fibra, nutrientes y antioxidantes, que nos protegen y alargan nuestra esperanza de vida evitando un envejecimiento celular prematuro.
Esta dieta nos invita a preparar nuestros propios platos con productos naturales y a cultivar también nuestras propias frutas, verduras y hierbas aromáticas con todo el bienestar físico y mental que esto proporciona.
No hay nada más gratificante que recolectar nuestros propios alimentos de la huerta y preparar una sabrosa ensalada para compartir con familiares y amigos. Este panorama idílico está lejos de la realidad que vivimos en la actualidad en nuestros hogares, pero no nos debe impedir seguir una dieta mediterránea. Lo importante es que pensemos en ella a la hora de hacer la lista de la compra y que llenemos nuestra cesta de alimentos naturales con los que podamos seguirla.