La obesidad leve y el riesgo de desarrollar una enfermedad hepática
La obesidad está relacionada con el desarrollo de muchas enfermedades, como la diabetes, los trastornos cardiacos o incluso el cáncer. Pero además, puede influir negativamente en el funcionamiento de nuestro hígado, dando lugar a lo que se conoce como enfermedad hepática grasa o también conocido como hígado graso, que consiste en la acumulación progresiva de ácidos grasos en este órgano, provocando su crecimiento anormal y el desarrollo de lesiones. Dentro de esta enfermedad se pueden distinguir dos tipos:
- Enfermedad hepática grasa alcohólica: está relacionada con el consumo excesivo de alcohol, pero la obesidad también se encuentra entre los factores de riesgo
- Enfermedad hepática grasa no alcohólica: es la forma más frecuente entre las personas con obesidad y también está relacionada con la diabetes o la hipercolesterolemia.
Síntomas del hígado graso
- Estas enfermedades pueden provocar lesiones graves en el hígado y favorecer el desarrollo de cirrosis o tumores, como el hepatocarcinoma.
- El problema del hígado graso es que al inicio puede pasar desapercibido, ya que no provoca síntomas.
- Conforme avanza se puede tener cansancio intenso, dolor en la parte superior derecha del abdomen, pérdida de peso o de apetito, edemas, hemorragias internas o fallo hepático.
¿Cómo tratar el hígado graso?
Controlar el peso es fundamental para prevenir y tratar el hígado graso y para alcanzar este objetivo es importante acudir a un centro especializado donde profesionales médicos puedan valorar la situación, estudiar el estado del hígado, la presencia de posibles lesiones y monitorizar otros parámetros de salud importantes.
Tras analizar todos los datos podrán recomendarnos el tratamiento para adelgazar que mejor se adapte a nuestras necesidades. Entre estos, se encuentra el balón intragástrico, un procedimiento no invasivo, que no requiere de cirugía ni suturas y que nos puede ayudar a conseguir una pérdida de peso bajo control médico.
La opción del balón intragástrico
- El balón intragástrico consiste en una esfera de silicona que se introduce en el estómago a través de la boca y se llena con una solución salina inocua para que ocupe la mayor parte del estómago. En general, suele ocupar hasta el 60% del estómago, de manera que caben muchos menos alimentos y se alcanza antes la sensación de saciedad.
- Este procedimiento está indicado en las personas que necesitan perder entre 20 y 25 kilos, por lo tanto es una opción de tratamiento para aquellas personas con un IMC superior a 30.
- Una de sus principales ventajas es que se realiza de manera ambulatoria con una leve sedación, por lo que después de unos 20 minutos de intervención aproximadamente es posible volver a casa y retomar poco a poco las actividades. Además, no es un tratamiento permanente, sino que el balón se retira a los 6 meses de su colocación, también por vía oral.
- Durante el tratamiento del balón gástrico se seguirá una dieta específica para favorecer la pérdida de peso y se aprenderán nuevos hábitos nutricionales, de manera que cuando se retire el balón se pueda mantener en el tiempo el peso alcanzado o incluso seguir perdiendo algunos kilos más.
- En todo momento se cuenta con el seguimiento de un equipo multidisciplinar de médicos, nutricionistas y psicólogos que ofrecerán su apoyo para superar las distintas fases del tratamiento.