El procedimiento de manga gástrica para reducir la capacidad del estómago es una ayuda para que el paciente pueda perder peso de una forma más sencilla. Sin embargo, la operación debe estar acompañada de un cambio de hábitos alimentarios en el paciente así como rutinas de ejercicio, para conseguir alcanzar el objetivo.

El paciente debe estar muy concienciado sobre la necesidad de comprometerse con sus nuevos hábitos, para ello le acompañará un equipo de médicos multidisciplinar –nutricionista, psicólogo y asesores deportivos- que le apoyarán durante todo el proceso.

Antes de la cirugía de manga gástrica: dieta a seguir

Antes de que el paciente sea sometido a la operación sus hábitos alimentarios comienzan a cambiar. El cirujano y el médico le explicarán las rutinas previas para poder llevar a cabo la intervención de forma segura.

Una dieta a base de líquidos permitirá limpiar el estómago y eliminar residuos que puedan complicar la operación. Además, se deberán eliminar las bebidas excitantes como la cafeína, teína, isotónicas o alcohol.

Mujer preparando verduras

Después de la cirugía de manga gástrica: dieta a seguir

El siguiente mes, inmediatamente después de la intervención, el paciente deberá realizar una dieta estricta para adaptarse a la nueva situación de su estómago y favorecer el éxito de la operación.

Durante la primera semana, el paciente deberá ingerir solo líquidos sin grasas para evitar molestias o presión en el estómago. La siguiente semana se podrán incorporar líquidos tipo caldos, leches semidesnatadas y zumos.

Posteriormente, se comienzan a introducir purés caldosos, es decir, se aumenta la consistencia de los alimentos para que el estómago vaya de nuevo acostumbrándose y así evitar cualquier irritación indebida. Pasadas dos semanas el paciente ya habrá introducido alimentos sólidos de forma progresiva. En cualquier caso, se recomienda evitar durante este período alimentos picantes o bebidas estimulantes.

Alimentación tras la manga gástrica

Terminadas las fases de adaptación del estómago a su nueva capacidad comienza la reeducación alimentaria del paciente. Más que una dieta alimentaria es un cambio de hábitos. A partir de este momento se pueden ingerir cualquier tipo de alimento, aunque el paciente debe ser consciente del objetivo marcado. Para ello se deberá:

  • Evitar los alimentos que contienen grasas saturadas o azúcares en exceso. Si no es posible eliminarlos por completo se deberá reducir su consumo a momentos muy puntuales.
  • Realizar 5 comidas al día. El estómago tiene una capacidad muy reducida, apenas lo que entra en un plato de postre. Para que el paciente pueda recibir todos los nutrientes necesarios es importante que no se salte ninguna de las cinco comidas recomendadas.
  • Comer despacio y beber con pequeños sorbos ayudará a mejorar las nuevas funciones del estómago.
  • Aumentar el consumo de frutas y verduras, además de ser muy sanas, aportan fibra necesaria para evitar los estreñimientos y mejorar el tránsito intestinal. Si no es posible tomar fruta durante la comida (debido a la pequeña capacidad del estómago) se puede ingerir en el desayuno, almuerzo o merienda.
  • Observar si algún alimento o forma de preparación del alimento produce molestias estomacales. En algunos casos el estómago es más sensible a ciertos alimentos como por ejemplo, la lactosa.
  • Beber mucha agua o líquido para hidratarse. El mejor momento es entre las comidas para evitar la sensación de estómago lleno y que no podamos ingerir la comida establecida. Es muy importante estar bien hidratado para que el organismo funcione con regularidad y evitar problemas.

Evitar hábitos poco saludables como el consumo de azúcares, bebidas gaseosas que hinchan el estómago, el tabaco, etc y adoptar nuevas rutinas más sanas como andar o hacer deporte de forma regular.

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