La criopreservación es una práctica frecuente en el ámbito de la reproducción asistida, ya que de este modo se pueden conservar en estado latente y durante largos periodos de tiempo tanto los embriones como los óvulos y el semen de donantes.
Congelación de óvulos
Inicialmente la congelación, lenta y progresiva, era la única posibilidad para llevarla a cabo, aunque con resultados dispares en función del objetivo de conservación.
Si en el caso de los espermatozoides su congelación era eficaz y apenas sí alteraba su calidad, no ocurría lo mismo con los óvulos y los embriones, que en el momento de la descongelación veían comprometida su integridad con una merma apreciable de su calidad a causa de la formación de cristales durante el proceso de congelación. Se opta por la congelación o la vitrificación en función del material que se desea criopreservar.
Vitrificación de óvulos
La solución a este problema vino de la denominada técnica de vitrificación y supuso un avance fundamental en el desarrollo de la reproducción asistida.
En realidad es también un sistema de congelación, aunque se realiza de forma ultrarrápida para evitar la formación de cristales y de este modo impedir que las estructuras celulares resulten dañadas. Hay que señalar que la congelación es un procedimiento más sencillo desde el punto de vista tecnológico y consecuentemente los costes asociados son menores.
Tipos de técnicas
Gracias a ello, en la actualidad se puede escoger una u otra técnica en función de cuál sea el material que se desee criopreservar:
Semen
Se utiliza, como antes, la congelación lenta. Los espermatozoides constituyen una estructura celular muy pequeña. La formación de cristales, por tanto, es mínima y no afecta prácticamente a su calidad, manteniendo una elevadísima supervivencia.
Óvulos
Su tamaño es significativamente superior al de los espermatozoides, por lo que la probabilidad de que en el proceso se formen cristales también lo es. De ahí que la técnica elegida para la criopreservación sea la de vitrificación. La incorporación de esta técnica abrió un amplio abanico de posibilidades en la reproducción asistida, pues los ovocitos mantienen su calidad una vez descongelados. Por un lado, favoreció la donación de óvulos de donantes. Por otro, permitió preservar la fertilidad de la mujer, por ejemplo, en el caso de que deba someterse a un tratamiento oncológico: una vez finalizado éste podrá utilizar sus propios óvulos para someterse a técnicas de reproducción asistida para ser madre, en vez de verse obligada a recurrir a la donación.
Embriones
Se opta por la vitrificación por la misma razón que en el caso de los óvulos, pues al descongelarse se reanuda la división celular y su desarrollo sin que se hayan producido alteraciones de su estructura celular. Esto ha permitido la conservación de embriones viables para que la mujer pueda someterse a sucesivos ciclos de reproducción asistida sin necesidad que someterse cada vez al tratamiento de estimulación ovárica para la extracción de ovocitos.