Cuando se retrasa la maternidad
El retraso de la maternidad es un hecho que se ha consolidado en las últimas décadas. La inestabilidad económica y laboral, las exigencias de la carrera profesional y las dificultades personales con quien iniciar un proyecto familiar hacen que muchas mujeres decidan retrasar la maternidad. Sabemos que conforme pasan los años la fertilidad va disminuyendo, con lo cual el deseo de ser madre puede verse truncado salvo que se tomen medidas para preservar la fertilidad.
La reserva ovárica
La reserva ovárica de la mujer se va reduciendo progresivamente: mientras que en los primeros años de vida la dotación puede situarse en torno al millón de óvulos, conforme se va envejeciendo, se pierden la mayor parte en el ciclo menstrual. Esto ocurre en las mujeres a partir de los 30-35 años, que es cuándo empieza a notarse la disminución de óvulos capaces de madurar y en consecuencia, la posibilidad de gestar un bebé sano.
Además de disminuir la cantidad de óvulos, también puede descender su capacidad para conseguir embriones de buena calidad, aumentando las posibilidades de sufrir abortos y alteraciones cromosómicas en el desarrollo del embrión.
Sumado al envejecimiento, el tratamiento de determinadas enfermedades oncológicas con quimioterapia y radioterapia afecta negativamente a la calidad de los gametos femeninos y masculinos, por lo es una clara indicación para preservar la fertilidad.
Sea cual sea tu caso, es fundamental que consultes en centros especializados en reproducción asistida donde un equipo de profesionales médicos pueda estudiar tu situación y recomendarte la mejor estrategia para preservar tu fertilidad.
¿Cómo se puede preservar la fertilidad?
En el caso de la mujer, es posible vitrificar los óvulos de manera que puedan utilizarse para una gestación cuándo se encuentre el momento adecuado en el futuro o bien cuando haya superado el tratamiento oncológico al que se va a someter. La vitrificación de óvulos consiste en una técnica de congelación ultra rápida que permite conservarlos para su futuro uso sin que se produzcan alteraciones celulares. Los óvulos se obtienen tras un ciclo de estimulación ovárica similar al realizado en los procesos de fecundación in vitro y se extraen cuando están maduros para su vitrificación.
Cuándo se elige el momento para conseguir el embarazo, estos óvulos se recuperarán para su fecundación con espermatozoides de la pareja o de un donante de semen.
Congelar de los espermatozoides
El proceso de preservación de semen es similar pero en vez de utilizarse la técnica de vitrificación, se realiza una congelación lenta. En el caso de los óvulos no se recomienda realizar congelación lenta, ya que se forman cristales que alteran el tejido celular y los óvulos no sobreviven a la descongelación. Los espermatozoides, sin embargo, son de menor tamaño y tienen menos agua, por lo que la escasa formación de cristales durante la congelación no afecta a su calidad al recuperarse.