¿Qué es y para qué sirve una ecografía 4D?

La ecografía 4D en Obstetricia es una técnica de diagnóstico prenatal que permite la reconstrucción tridimensional de las estructuras fetales que queramos visualizar, ya sea la cara, las manos o los pies, en función de su movimiento. Las imágenes que nos ofrece son de gran resolución, por lo que habitualmente pueden ser identificadas claramente por cualquier persona no acostumbrada a interpretar ecografías. 

De hecho, gracias a la ecografía 4D, los padres del bebé pueden ver claramente sus rasgos y gestos, como por ejemplo si bosteza o sonríe. 

Además de un valor emocional, también es útil para el diagnóstico de algunas malformaciones fetales, como por ejemplo una fisura labiopalatina (labio leporino). 

¿En qué consiste la ecografía 4D?

La ecografía 4D se lleva a cabo en la consulta del especialista con un ecógrafo que emite ultrasonidos y realiza la reconstrucción tridimensional en directo. Para ello, se extiende sobre el vientre de la gestante un gel conductor que facilita el desplazamiento de la sonda del ecógrafo y por tanto, la transmisión de las ondas de ultrasonido.  

Dado que las imágenes se obtienen en directo, para que sean de la mayor calidad posible se deben tener en cuenta algunos factores: 

  • Condición materna y posición fetal adecuada. Por ejemplo, si el feto se encuentra de espaldas o tiene sus manos delante de la cara, no será posible obtener la reconstrucción tridimensional adecuada del rostro.
  • La cantidad de líquido amniótico. Facilita la transmisión de los ultrasonidos que reconstruyen la anatomía fetal, por lo que si la cantidad de líquido es baja, no se podrán obtener buenas imágenes. 
  • Semanas de gestación. Aunque la ecografía 4D puede hacerse en cualquier momento de la gestación, se recomienda realizarla entre las semanas 26 y 30, ya que el feto estará suficientemente desarrollado como para observar mejor sus rasgos. 

La duración de la ecografía 4D es de 20-30 minutos, aproximadamente, y las imágenes obtenidas se entregan a los padres en formato digital para que puedan disfrutarlas con familiares y amigos.

¿Cuándo hacer una ecografía 4D?

¿En qué semana de embarazo se recomienda?

La ecografía 4D se puede hacer en cualquier momento de la gestación, pero probablemente entre las semanas 26 y 30 sea el momento más adecuado, dado que el feto ya tiene unos rasgos más parecidos a los de un recién nacido. 

Además, entre las semanas 26 y 30 todavía no hay dificultades para obtener las imágenes. Según va avanzando la gestación, el feto cada vez se sitúa más cerca de la pared uterina, y tanto el tamaño fetal como las condiciones del líquido amniótico hacen que sea más difícil obtener unas imágenes satisfactorias. 

¿Qué se ve en una ecografía 4D?

En una ecografía 4D podemos visualizar cualquier estructura que tenga volumen. Podemos partir de una ecografía tridimensional, como por ejemplo para ver una forma uterina, que es una ecografía estática; o podemos realizar una ecografía 4D, que se la que se utiliza fundamentalmente en Obstetricia.

Hay que señalar que no sólo se utiliza como herramienta emocional o afectiva; es decir, para ver la cara del feto, las manos, los pies… y conocer cómo va a ser el futuro recién nacido. También se puede utilizar para ayudar al diagnóstico de algunas malformaciones, bien sean externas, como por ejemplo una fisura labio-palatina o el conocido el labio leporino, o internas, como pueda ser un problema esquelético.

Recomendaciones antes de la ecografía 4D: preparación previa

La ecografía 4D no requiere una preparación específica, pero para obtener los mejores resultados puedes seguir estas recomendaciones:

  • No usar aceites o cremas hidratantes en las 48 horas anteriores a la ecografía 4D, ya que pueden interferir en el funcionamiento de los ultrasonidos y empeorar la calidad de las imágenes. 
  • Antes de la ecografía, come algo dulce o toma una bebida excitante, como chocolate o café (siempre que el médico lo estime oportuno) para favorecer el movimiento del bebé en el caso de que se encuentre dormido o de espaldas.

Diferencia entre ecografía 4D y 5D

Tanto la ecografía 4D como la ecografía 5D utilizan ultrasonidos para conseguir las imágenes, pero la ecografía 5D aporta una mejora respecto a la primera porque las imágenes son mucho más realistas, con unos colores más suaves y nítidos, y muchas veces da la sensación de estar visualizando al recién nacido en directo.

Precio ecografía 4D: ¿dónde hacerla?

En Sanitas somos especialistas en técnicas de diagnóstico prenatal por ultrasonidos. Busca tu centro Sanitas más cercano e infórmate sobre dónde puedes realizar la ecografía 4D y los diferentes servicios que ofrecemos.

Puedes hacerte una ecografía 4D desde 69 euros. 

Preguntas frecuentes sobre la ecografía 4D

La ecografía 4D es una técnica segura, ya que utiliza ultrasonidos para la obtención de las imágenes y no emite radiación. 

Sí, la ecografía 4D puede detectar malformaciones. En principio, la mayor parte del diagnóstico prenatal se puede llevar a cabo mediante la ecografía 2D convencional, si bien es cierto que la ecografía 4D puede ayudar en determinadas situaciones para hacer unas reconstrucciones tridimensionales en la propia consulta de diagnóstico prenatal, o incluso para ayudar a los padres a comprender cómo es la malformación del feto, y así tranquilizarles y explicarles con claridad el diagnóstico.

En la ecografía 4D no se puede percibir el color real de la piel del bebé, si bien con la ecografía 5D se puede ver de una manera más realista, ya que tiene una mayor resolución y nitidez.

El pelo se puede valorar tanto en ecografía 2D como en 4D, de forma parcial. Su percepción dependerá siempre de la cantidad de cabello del feto.

La ecografía 4D se puede realizar en cualquier momento de la gestación. Sin embargo, se recomienda hacer entre las semanas 26 y 30 de embarazo, ya que el bebé habrá alcanzado un nivel de desarrollo suficiente que permita visualizar mejor sus rasgos.

En la ecografía 4D se pueden ver de forma clara y realista tanto la anatomía como los rasgos del bebé, aunque en ocasiones pueda estar limitado por factores como la obesidad materna, la posición fetal o la cantidad de líquido amniótico.

La determinación del riesgo de síndrome de Down se realiza en la semana 12 mediante el cribado con un análisis hormonal y una ecografía de alta resolución que incluya la medición de la translucencia nucal y otros marcadores ecográficos. Una translucencia nucal aumentada indica un riesgo mayor de ser portador de este síndrome. Para un correcto diagnóstico de este síndrome es fundamental la realización de las ecografías de alta resolución de la semana 12 y posteriormente en la semana 20. La ecografía 4D puede ser complementaria para la observación de aspectos anatómicos que caracterizan a los bebés con síndrome de Down.

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