Flujo vaginal normal
El flujo vaginal normal de una mujer en edad reproductiva puede variar en la cantidad y en la consistencia a lo largo del ciclo hormonal.
El flujo vaginal en la primera mitad del ciclo hasta la ovulación (fase estrógena) es más líquido y abundante. En la segunda mitad del ciclo (fase progesterónica), el flujo es más escaso y espeso.
Color del flujo vaginal
En condiciones normales el flujo vaginal es incoloro y no posee un olor fuerte. Si notamos cambios en el color como por ejemplo blanco grumoso, verde o amarillo, o un olor maloliente y con molestias como prurito vulvar o vaginal se debe acudir al ginecólogo por si hay una posible infección.
Infecciones en la vagina
El origen de este tipo de infecciones se deben al desequilibrio en la composición de la floral vaginal fisiológica, ya que favorece que algunos microorganismos que están el la vagina de todas las mujeres crezcan más de la cuenta.
Sequedad: escasez de flujo vaginal
La falta de estímulo hormonal en el aparato genital femenino provoca sequedad vaginal y vulvar, síntoma del síndrome genitourinario de la menopausia, ya que se produce un enflaquecimiento y atrofia del moco cervical.
Tratamiento hormonal
El tratamiento para la sequedad vaginal puede ser hormonal, es decir, por medio de estrógenos locales en forma de crema o gel,
Tratamiento no hormonal
Los hidratantes vaginales no hormonales son los más utilizados, pero del tratamiento local con láser de CO2 cada vez se utiliza más por los buenos resultados que se obtienen.
La citología cérvico-vaginal es una prueba necesaria es fundamental para llevar a cabo un cribado correcto del cáncer de cuello uterino.
Las verrugas en la vulva no implica que sean condilomas, pero es recomendable acudir al médico para tener un diagnóstico. Los condilomas son verrugas originadas por la infección de los serotipos de bajo riesgo 6 y 11 del Virus del Papiloma Humano (VPH) y pueden estar presentes en los labios mayores y menores, en la horquilla vulvar, en la región perianal, en la vagina o en el cérvix. Existen múltiples tratamientos que dependen del tamaño y la extensión de los condilomas. Entre ellos se encuentran los tratamientos locales en forma de pomada o crema (citotóxicos o inmunomoduladores), la destrucción de los mismos mediante láser, crioterapia o electrocoagulación o la extirpación quirúrgica.