Efectivamente una persona se puede morir por obesidad. La obesidad mórbida es un grave problema para la salud, ya que pone en riesgo la vida de la persona por la cantidad de complicaciones y enfermedades que genera.
Se habla de obesidad mórbida o de grado 3 cuando se tiene un IMC superior a 40.
Pero este no es el último escalón de la obesidad: la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad destaca un grado más en esta enfermedad respecto de la clasificación de la Organización Mundial de la Salud, y es la obesidad extrema o grado IV, que se caracteriza por un IMC por encima de 50.
Según los últimos estudios, el número de obesos mórbidos en España se ha duplicado en los últimos cinco años, lo que convierte a esta patología en un problema de salud pública que reduce la esperanza de vida entre 10 y 15 años en relación a la población con peso normal, y como consecuencia
Además de las causas más conocidas, como una mala alimentación y un estilo de vida sedentario, hay también factores hereditarios y metabólicos que pueden favorecer su desarrollo.
Incluso existen factores socioeconómicos que tienen impacto en esta enfermedad, pues en algunos países comer alimentos saludables resulta mucho más caro que alimentarse con comida basura. De ahí que la obesidad esté muy presente en comunidades con niveles de ingresos bajos.
¿Cuáles son las consecuencias de la obesidad mórbida?
La obesidad mórbida afecta a algo tan básico como la respiración por la presión que la grasa acumulada (ubicada debajo del diafragma y en la zona del tórax) ejerce en los pulmones. Esto hace difícil que la persona obesa pueda respirar con facilidad e incluso hace imposible que realice pequeños esfuerzos, como caminar unos metros o subir un tramo de escaleras. Esa dificultad para respirar acaba interfiriendo peligrosamente en el descanso nocturno y puede causar apnea del sueño.
Muerte súbita por obesidad
Además de las dificultades respiratorias, hay otras enfermedades y complicaciones que pueden causar la muerte de la persona con obesidad mórbida, incluida la muerte súbita:
- Hipertensión.
- Algunos tipos de cáncer.
- Enfermedades cardiovasculares.
- Problemas musculoesqueléticos, principalmente por la sobrecarga de articulaciones y músculos (cadera, rodillas y tobillos).
- Hiperlipidemias.
- Enfermedades renales.
- Trombosis.
Evitar un fatal desenlace
Ante una situación en la que una persona se puede morir por obesidad,es fundamental ponerse en manos de un equipo especializado en el tratamiento de la obesidad que pueda valorar el tratamiento más eficaz para el paciente, entre los que se encuentran la cirugía bariátrica con la que es posible reducir el tamaño del estómago y, según el procedimiento, modificar también el tracto intestinal para favorecer la pérdida rápida de peso.
Estos tratamientos ayudarán a poner en jaque a la obesidad y reducir el riesgo de mortalidad y de complicaciones, pero deben ir siempre acompañados de una reeducación nutricional, ejercicio físico y la adopción de hábitos de vida saludable.