La blefaritis aparece cuando se nos inflama la parte inferior (o superior) del párpado, muy cerca de donde crecen las pestañas. Se produce cuando se alteran las glándulas sebáceas del párpado por la presencia de bacterias, una alergia o alguna otra causa.
Síntomas de la blefaritis
Es fácil reconocer la blefaritis porque sentimos como si tuviéramos algo metido en el ojo, como una especie de escozor, mayor sensibilidad a la luz, los párpados se hinchan y pueden estar rojos y los ojos se secan.
Además con la blefaritis se produce una sensación como si nos pesaran las pestañas, y se puede llegar a visualizar una especie de caspita en el borde de las pestañas. Ante la presencia de uno de estos síntomas, debemos acudir rápidamente a la consulta de un oftalmólogo para que revise nuestros ojos y ponga remedio a esta molesta situación.
Tienes que tener en cuenta que si no te tratas la blefaritis se pueden producir una serie de cicatrices en los parpados, cuyas molestias se pueden hacer crónicas.
Tratamiento de la blefaritis
En líneas generales, el tratamiento consiste en limpiar muy bien y con cuidado la superficie donde están las molestias.
Para eso, debes mojar una gasa estéril en agua caliente y ponerla en los ojos durante un rato. Una vez que se enfríe, sumerge de nuevo la gasa en el agua caliente y repite la operación unas cuantas veces.
Después, puedes mezclar champú de bebés con agua caliente y enjabonar los párpados siempre con los ojos cerrados, hasta hacer espuma, y luego enjuagarlos bien con agua.
Verás que se suaviza la zona y se limpia. Recuerda que la blefaritis se produce por una obstrucción de las glándulas sebáceas del párpado cercanas a las pestañas. Si se abren con el calor, sentirás alivio, a la vez que limpias bien la zona afectada.
Causas de la blefaritis
Si la causa de la blefaritis es bacteriana, tu médico puede prescribirte una pomada antibiótica para que te la pongas en el párpado. Además, deberás acompañarla de una buena limpieza como te hemos comentado anteriormente. Recuerda, nunca debes utilizar una pomada antibiótico sin que te la haya recetado el médico.
En ocasiones, también se puede tratar con algún colirio que contenga corticoides con el objetivo de reducir la inflamación.
La higiene es clave para resolver los problemas de la blefaritis. Si te sientes incómodo, puedes utilizar lágrimas artificiales o suero fisiológico para mitigar la sensación de ojo seco.
Prevención blefaritis
La prevención es el mejor tratamiento de cualquier enfermedad. Así pues, puedes tomar una serie de medidas para intentar mantener sanos tus párpados:
- Mantenlos limpios. A la hora de lavarte la cara y en la ducha, límpialos bien con un jabón neutro (o jabón de bebés) para no irritar los ojos o bien sólo con agua.
- Desmaquillarte los ojos no solo es bueno para la salud de tu rostro. Recuerda que debes limpiar todo resto de maquillaje de la piel de los párpados y de las pestañas. Hay muchas máscaras de pestaña, sobre todo las resistentes al agua, que también resisten a algunos desmaquillantes. Utiliza uno adecuado que elimine todo resto de productos.
- Si tienes propensión a tener blefaritis, no utilices delineador en las pestañas. Puedes irritar las glándulas sebáceas, que se alteren y favorecer la inflamación.
- Ante los primeros síntomas, evita el maquillaje.
- Una vez que te has recuperado de la blefaritis, cambia los cosméticos que utilizas para maquillar los ojos. Recuerda que si la causa ha sido una bacteria, es recomendable desechar todos los productos que utilices para los ojos para evitar recidivas.
La alimentación
Se está estudiando la posible relación entre algunos nutrientes, o más bien carencia de éstos, y la aparición de blefaritis.
Parece ser que los ácidos grasos están implicados y su deficiencia promueve secreciones anormales de las glándulas sebáceas de los párpados. Por eso, en algunos casos se recomienda seguir una dieta rica en alimentos que contengan omega 3, como es el pescado azul, o tomar suplementos. Consulta a tu médico, será el que mejor te pueda orientar.
En algunos casos se recomienda seguir una dieta rica en alimentos que contengan omega 3, como es el pescado azul, o tomar suplementos. Consulta a tu médico, será el que mejor te pueda orientar.