Tic en el ojo: ¿por qué se produce?

No suele revestir gravedad y en la mayoría de los casos desaparece por sí solo, pero tener un tic nervioso en el ojo es un síntoma que resulta muy molesto.

Estos tics se manifiestan en forma de contracturas repetidas, rápidas e involuntarias de los finos músculos que se encuentran en los párpados superior e inferior, en el denominado músculo orbicular de los párpados.

Pueden durar días o semanas y es habitual que quien que los padece no los aprecie a simple vista (al mirarse en el espejo, por ejemplo).

Este problema ocular suele aparecer sin previo aviso en cualquier persona, aunque es más frecuente en las mujeres que en los hombres y generalmente suele afectar a uno de los ojos y a un único párpado, aunque en ocasiones el tic puede presentarse en el ojo derecho y al mismo tiempo también haber tic en el ojo izquierdo.

Otra de las peculiaridades de este síntoma es que a veces se alivia o desaparece cuando la persona afectada está totalmente concentrada en una tarea o durante el sueño.

El tic en el párpado puede ser muy tenue cuando afecta a muy pocas fibras del músculo orbicular (se denomina entonces fasciculaciones palpebrales) o bien implicar a casi todo el músculo del párpado, recibiendo el nombre de blefaroespasmo.

 Causas del tic nervioso en el ojo

Respecto a las causas que explican por qué se produce este tipo de tic nervioso, no están del todo claras. Las evidencias apuntan a que pueden tener su origen en una alteración de la zona del cerebro responsable del control de los músculos (los ganglios basales). Sí se sabe que hay una serie de factores que favorecen tanto su aparición como el hecho de que se mantenga en el tiempo. Entre ellas destacan:

  • La falta de sueño y la fatiga, sobre todo la ocular, como consecuencia de pasar muchas horas delante de la pantalla del ordenador y otros dispositivos, en ambientes con luz artificial, etc.
  • Ciertas sustancias: el alcohol, la cafeína y, también, el humo del tabaco.
  • El estrés y las situaciones que producen nerviosismo y/o ansiedad.
  • El ojo seco, consecuencia de permanecer en ambientes secos y en espacios cerrados poco ventilados, con calefacción o aire acondicionado.
  • Otros factores, como una mala graduación visual, algunos medicamentos, golpes y/o traumatismos en el ojo…

En algunos casos, los tics en los ojos o blefaroespasmos pueden tener un origen hereditario o estar relacionados con enfermedades neurológicas o reumatológicas como el síndrome de Gilles de la Tourette o el síndrome de Sjögren.

Asimismo, puede ocurrir que sus síntomas vayan precedidos o acompañados de otros como blefaritis (inflamación de los párpados), ojo seco, conjuntivitis (inflamación de la conjuntiva) o fotofobia (sensibilidad a la luz).

En todos los casos se recomienda acudir al oftalmólogo para que sea este especialista quién valore la causa del tic, siendo siempre necesaria esta visita en caso de que éste vaya acompañado de determinadas características o circunstancias:

  • Se prolonga mucho en el tiempo o aumenta de intensidad.
  • Afecta a la visión (produciendo, por ejemplo, visión doble).
  • Se acompaña de otros síntomas, como cefalea.
  • Se observa una caída del párpado.
  • El tic afecta también a otras partes de la cara.

En cuanto al tratamiento, la mayoría de los tic en el párpado son banales y no requieren un abordaje terapéutico. Generalmente, basta con determinar la causa que los produce y poner los medios para solucionarla.

En el caso del estrés, por ejemplo, los síntomas suelen aliviarse con un aumento de las horas de sueño, la reducción del consumo de cafeína y otros estimulantes y la puesta en práctica de técnicas de relajación como la meditación o el mindfulness.

Otras medidas que se aconsejan son dejar de fumar, evitar en la medida de lo posible la fatiga visual (descansando cada cierto tiempo alejando la vista de la pantalla de los dispositivos, por ejemplo), contrarrestar la sequedad ambiental con el uso de lágrimas artificiales (para asegurar la adecuada humedad del ojo), realizar los controles oftalmológicos regulares y llevar una gafa o lentilla con adecuada graduación.

En los casos de los tics nerviosos más graves, y siempre prescrito por el especialista, se pueden emplear inyecciones de neurotoxina para relajar de forma permanente el músculo del párpado contraído y rebajar la severidad del síntoma.

Otra opción es hacer una miectomía, una pequeña intervención quirúrgica sobre el músculo orbicular del parpado afectado que puede estar indicada en determinados casos.