¿Sabes cómo controlar el síndrome del ojo seco? esta es una afección ocular frecuente que puede tener carácter crónico, se produce debido a que las glándulas del ojo no pueden producir lágrimas suficientes o de buena calidad. Aunque otras veces, la causa reside en que la lágrima no permanece el tiempo suficiente en la superficie ocular.
Como consecuencia del ojo seco, la superficie se reseca al no estar bien lubricada, y esto puede provocar diversas molestias, desde una leve irritación hasta una inflamación importante, además de problemas visuales y lesiones en la córnea y la conjuntiva.
Las lágrimas son muy importantes para la protección de los ojos, porque además de agua, tienen sales minerales, lípidos (que ayudan a evitar que las lágrimas se evaporen), proteínas y una capa mucosa que ayuda a extender y fijar las lágrimas en la superficie del ojo.
Asimismo, la película lagrimal no sólo mantiene húmeda la superficie del ojo, sino que lo limpia y le ayuda a eliminar el polvo, las partículas y los microorganismos que pueden entrar en él produciendo, por ejemplo, una infección bacteriana.
Síntomas y molestias del síndrome del ojo seco
El síndrome del ojo seco puede causar molestias como:
- Sensación de arenilla en el ojo.
- Picor, dolor, rojez e irritación o sensación de ojo cansado.
- Los ojos llorosos también pueden ser un síntoma de ojo seco, esto se debe a que la propia sequedad del ojo causa una sobre-estimulación de la producción de las lágrimas como mecanismo de protección. Sin embargo, estas lágrimas no son buena calidad, o no permanecen el tiempo suficiente para aliviar y controlar el síndrome del ojo seco.
Si notas alguna de estas molestias durante un tiempo prolongado, acude a la consulta de tu oftalmólogo para que valore la salud de tus ojos y descarte cualquier enfermedad.
Recomendaciones para controlar el síndrome del ojo seco
No existe un tratamiento curativo, sino sintomático y tiene duración indefinida, ya que el síndrome de ojo seco se considera una patología crónica.
Habitualmente se corrige con la aplicación regular de lágrimas artificiales (gotas para los ojos que se aplican varias veces al día). Siendo habitual, pautarlas a demanda de las necesidades del paciente, sin dosis límite en su uso.
Además de las lágrimas artificiales, es posible que el oftalmólogo nos prescriba otro tipo de medicamento, como un gel o pomada lubricante para ayudar a hidratar el ojo y reducir las molestias. Estos medicamentos suelen producir visión borrosa, por lo que se aplican antes de ir a la cama. En casos refractarios o resistentes a estos tratamientos, pueden ser necesarios otros colirios como el suero autólogo (que se realiza con la propia sangre del paciente), antiinflamatorios, inmunosupresores, etc.
Otras recomendaciones para aliviar el ojo seco son:
- Aplicar compresas de agua tibia sobre los ojos.
- Utilizar un humidificador en casa.
- No abusar de dispositivos digitales: tanto los ordenadores como los móviles y las tablets, perjudican la cantidad y calidad de la lágrima. Esto se debe a que al usar estos dispositivos parpadeamos menos. Se recomienda colocar la pantalla del ordenador a una altura no muy alta para que la apertura ocular sea menor, y usar lágrimas artificiales de forma más frecuente.
- Evitar dentro de lo posible calefacciones muy intensas o aires acondicionados y ventiladores muy fuertes.
- No fumar.
- Protegerse los ojos con gafas de sol si se va a estar a la intemperie, sobre todo en zonas muy secas y con viento.
En ocasiones el síndrome del ojo seco puede presentarse de manera grave, en ese caso puede ser necesario recurrir colocación de tapones en los puntos lagrimales para cerrar los conductos que drenan las lágrimas a la nariz y mantener así más lágrimas alrededor del ojo.
Esta intervención para controlar el síndrome del ojo seco, se hace de forma ambulatoria (puedes volver a casa en el mismo día) y con anestesia local.
Un estudio en animales realizado por científicos del Scripps Research Institute, en Estados Unidos, ha demostrado la eficacia de un posible tratamiento para Este trastorno por deficiencia acuosa. El estudio muestra que la lesión de las glándulas lagrimales podría ser reparada mediante la inyección de un tipo de células regeneradoras llamadas “progenitoras”.