El síndrome de Horner es una enfermedad ocular producida por una lesión de los nervios del cerebro, cuello y cara, que se caracteriza por presentar una serie de aspectos muy característicos que la definen.

Síndrome de Horner Síntomas

  • El primero de los tres síntomas típicos del síndrome de Horner es lo que se conoce como miosis, esto es, una pupila de menor tamaño, que se puede apreciar fácilmente si se compara con la pupila del ojo sano.
  • El segundo signo es la ptosis o caída del párpado superior del ojo afectado.
  • El tercer síntoma característico del Horner es la disminución o ausencia de sudor en el área de piel que rodea al ojo afectado y esa parte de la cara; esta circunstancia es más evidente cuando hace más calor o se realiza algún esfuerzo físico.
  • A esto habría que añadir un cuarto signo o síntoma, que no siempre es fácil de apreciar y que se conoce científicamente como endoftalmía, que no es otra cosa que un leve hundimiento del globo ocular afectado.

 Síndrome de Horner Causas 

En cuanto a las causas del Síndrome de Horner,  pueden ser muy diversas y localizarse a diferentes niveles, ya que las fibras nerviosas implicadas en esta enfermedad hacen un largo recorrido que se inicia en un área cerebral, el hipotálamo, y termina en la piel de la cara, párpado y el propio ojo en concreto, llegando hasta el iris. Este recorrido nervioso es importante para comprender que cualquier lesión o patología de cerebro, tórax superior, cuello, cara y ojo puede ser responsable de la aparición del Síndrome de Horner. Entre las más frecuentes se encuentran las siguientes:

  • Ictus (infarto cerebral).
  • Tumores cerebrales, medulares y de pulmón en su región más alta.
  • Traumatismos y heridas y cirugías en cuello y cara.
  • Enfermedades infecciosas que se produzcan en alguna zona del recorrido que hacen los nervios implicados.
  • Migrañas.
  • Inflamación de los ganglios en la región del cuello.

Por otro lado, debes saber que hay muchas ocasiones en las que no se encuentra ninguna patología responsable de esta síndrome (se considera entonces que es un Horner idiopático, de causa desconocida). Hay también un tipo de síndrome de Horner congénito, que aparece desde el nacimiento y que suele identificarse porque la pigmentación del iris es más clara en el ojo afectado que en el sano.

El diagnóstico de esta enfermedad no es complicado, ya que es posible hacerlo visualmente en la mayoría de los casos. El oftalmólogo suele aplicar unas gotas que dilaten la pupila y en este caso, se observa claramente que el ojo afectado sufre una dilatación muy leve respecto al otro. Para confirmar el diagnóstico se pueden realizar determinadas pruebas: radiografías, tomografía computarizada o resonancia magnética, que sirven para encontrar la causa que hay detrás de este síndrome.

Síndrome de Horner Tratamiento 

 Respecto al tratamiento del Síndrome de Horner, por lo general no existe un  abordaje específico, de ahí que sea fundamental hacer un estudio a fondo para encontrar la posible causa concreta del mismo y, a partir de ahí, definir el tratamiento  médico o quirúrgico más adecuado en cada caso.

Un dato importante es que cuando se trata de un Horner idiopático, éste no presenta mayor problema que el estético, debido a la caída del párpado, que puede resultar muy molesta y en algunos casos llega a tapar la visión. Es el oftalmólogo quien debe valorar la necesidad de realizar una cirugía con el objetivo de corregir este defecto. En este sentido, hay que tener siempre en cuenta la importancia de ponerse en manos de profesionales debidamente cualificados, ya que, aunque es una intervención muy sencilla, se trata de una zona muy delicada.

Como preparar la consulta con un especialista

 Por suerte, es fácil diagnosticar el síndrome de Horner a simple vista, pero es importante facilitar al oftalmólogo la mayor información posible para afinar aún más en la causa que lo produce y en el tratamiento:

  • Coméntale con todo detalle cuándo aparecieron los síntomas y la forma en la que éstos han progresado.
  • En caso de que hayas tenido síntomas graves (alteración del campo visual, cefalea, mareos, vértigos), coméntaselo y describe todas las circunstancias en la que se produjeron.
  • Indícale si tienes o has tenido otras enfermedades importantes o si estás tomando alguna medicación.
  • Si la consulta es de día, no te olvides de llevar unas gafas de sol para evitar molestias al salir, ya que seguramente el oftalmólogo te dilatará la pupila.