Los tumores de la conjuntiva son los más frecuentes en el ojo y pueden ser  benignos, como un papiloma, o malignos, como un carcinoma epidermoide o un melanoma.

En estos últimos es clave el diagnóstico precoz para evitar perder la visión del ojo y que el tumor se extienda a otras zonas del cuerpo.

Los primeros se pueden extender por la superficie del ojo y rara vez producen metástasis, pero sí que pueden llegar hasta la zona posterior del ojo y los senos oculares.

El melanoma maligno

Por su parte, el melanoma maligno puede aparecer a partir de un nevus, lo que se conoce como un lunar, como los que aparecen en la piel. El nevus puede ser benigno o maligno.

Para salir de dudas lo que se hace es un control periódico de la lesión y en caso de cambios de coloración o crecimiento, es necesario realizar una biopsia para analizar las células y saber su composición.

¿Cómo pueden empezar los tumores de la conjuntiva?

Y es que los  tumores de la conjuntiva pueden empezar en cualquiera de las células que forman parte de la conjuntiva, aunque según los datos disponibles entre el 30 y el 50 por ciento se originan en las células epiteliales, las que son similares a las de la piel.

Además, estos datos también indican que las lesiones pigmentadas o nevus suelen ser también benignos, pero no por eso hay que dejar de vigilarlos, ya que los malignos pueden tener consecuencias muy negativas. Por este motivo, el diagnóstico precoz es clave para conservar la mayor parte del ojo y por consiguiente la visión.

Detención precoz

Uno de los grandes problemas que plantean los tumores de la conjuntiva es que no causan síntomas claros por los que acudir a un especialista. La mayor parte de las veces, solo se ve un ligero cambio de color en el ojo, que suele pasar desapercibido. Por eso, es más común que se detecten en revisiones de la vista rutinarias.

Hay que tener en cuenta que la mayoría de los pequeños tumores benignos que aparecen en la conjuntiva se pueden vigilar de cerca para ver su crecimiento. Si se extienden o aparecen vasos sanguíneos alrededor, se hace una biopsia para descartar la malignidad.

Una vez que se ha diagnosticado y clasificado el tumor, se valora la necesidad de extirparlo. Cuando se trata de lesiones pequeñas se operan sin dificultad, lo más complicado es cuando aparecen lesiones en diferentes localizaciones de la conjuntiva.