En los últimos años, se han realizado grandes avances en el diagnóstico del glaucoma con el fin de retrasar su progresión, ya que se trata de la principal causa de ceguera irreversible.
¿Qué es el glaucoma?
El glaucoma es una patología ocular degenerativa que daña el nervio óptico, y que se produce por el aumento de la presión intraocular, también conocida como tensión ocular, que a su vez está causada por un fallo en el mecanismo de drenaje del líquido del interior del ojo.
En condiciones normales, el líquido se renueva constantemente, pero en este caso aumenta lentamente, acumulándose y lesionando el nervio óptico.
El glaucoma es especialmente peligroso para la salud de nuestros ojos porque no tiene cura y su inicio es asintomático. Podemos empezar perdiendo visión sin apenas ser conscientes, ya que lo primero que se ve afectado es la visión periférica.
Su avance es silencioso y progresivo, y en muchas ocasiones, para cuando el paciente acude al médico, el daño ya ya existen signos glaucomotosos, y daño del nervio óptico. Por ello, si tenemos hipertensión ocular, antecedentes familiares, o más de 40-45 años es fundamental que acudamos al oftalmólogo para que puedan controlar la salud de nuestros ojos, y valorar esta patología.
Afortunadamente la investigación y el desarrollo de nueva tecnología no han parado de evolucionar en la última década, y no solo en lo que al tratamiento se refiere, sino también en el diagnóstico del glaucoma.
En la actualidad, se realiza el diagnóstico precoz principalmente con el uso de la tomografía de coherencia óptica de análisis del nervio óptico, que es capaz de detectar pérdidas en sectores del nervio óptico antes incluso de detectarse pérdida funcional en el campo visual, y por tanto, de que el paciente tenga síntomas.
Por otra parte, se puede realizar también análisis de las células ganglionares de la mácula mediante tomografía de coherencia óptica, pero, aunque en un principio se pensó que podría dar un diagnóstico aún más precoz, los estudios no han confirmado esta afirmación, y el análisis de la capa de fibras nerviosas peri-papilar sigue siendo el principal parámetro.
Entre estos avances se encuentra el de un grupo de investigadores del Colegio Universitario de Londres y del Western Eye Hospital, ambos del Reino Unido, que han descubierto un método de detección para el diagnóstico del glaucoma en sus etapas iniciales, antes incluso de que produzca cualquier pérdida de visión.
Como explica uno de los investigadores de este estudio, publicado por la revista científica Brain, el método permite diagnosticar el glaucoma incluso diez años antes de lo que se hace en la actualidad, lo que permitirá iniciar el tratamiento antes de que se produzca cualquier deterioro de la visión.
Método DARC
El método, denominado DARC (detección de apoptosis celular en la retina), consiste en una sencilla prueba que contabiliza la muerte de las células ganglionares de la retina (CGR), producida por una presión intraocular elevada.
Las células CGR tienen un papel clave en nuestra visión, ya que son las que forman el nervio óptico, y transmiten la información visual al conectar la retina con el cerebro.
El método DARC consiste en varios pasos: Comienza administrándose al paciente un marcador fluorescente específico que se une a las células CGR y a continuación se realiza un examen del fondo de ojo. El especialista puede observar en qué estado se encuentran las células CGR y contabilizar cuántas están deterioradas o muertas.
Las que se encuentran esta situación aparecen como puntos blancos de tonalidad fluorescente, lo que delata una altísima tensión intraocular y, por tanto, la presencia de un glaucoma en ciernes. La ventaja de este examen es que no necesita de ningún aparataje especial o diferente al utilizado actualmente para otro tipo de pruebas rutinarias.
Análisis del nervio óptico
Por otra parte, se están realizando otros estudios muy prometedores relacionados con el análisis del nervio óptico mediante tomografía de coherencia óptica, técnica de imagen que permite la visualización de los tejidos, de la papila o disco óptico, situado en el centro de la retina, y de las fibras nerviosas de la retina, mediante un dispositivo llamado GDx.
Nuevamente, el objetivo es un diagnóstico del glaucoma y mejorar el seguimiento de los pacientes de riesgo.
A estas innovaciones diagnósticas en el estudio de las células ganglionares y el nervio óptico, podemos añadir otras líneas de investigación abiertas en el campo de la genética, como el estudio de los genes asociados al glaucoma, y la búsqueda de biomarcadores proteicos de la enfermedad.
No debemos olvidar que, de momento, la única forma efectiva para detectar el diagnóstico del glaucoma, es seguir la recomendación de los oftalmólogos, acudir a su consulta a partir de los 40 años para una revisión ocular completa, aunque no tengamos ninguna enfermedad ni notemos alteraciones en la vista.
Con el diagnóstico del glaucoma precoz se gana un tiempo muy valioso que es clave para ralentizar la progresión de la enfermedad.