¿Qué es la hiperplasia endometrial?

La hiperplasia endometrial consiste en el engrosamiento del endometrio, que es la mucosa que recubre la parte interna del útero, debido a una proliferación celular excesiva. En muchos casos la hiperplasia endometrial es benigna, no causa apenas síntomas o pasa desapercibida, pero se trata de un trastorno al que hay que prestar especial atención, ya que los cambios celulares que se producen pueden favorecer el desarrollo de cáncer de endometrio

Síntomas de la hiperplasia endometrial

Los síntomas más frecuentes de la hiperplasia endometrial son:

  • Sangrado entre reglas.
  • Menstruaciones más abundantes y largas de lo habitual.
  • Sangrado después de la menopausia.
  • Ausencia de regla (amenorrea).
  • Ciclos menstruales sin ovulación.
  • Dolor o molestias durante las relaciones sexuales. 

¿Cuál es la causa del engrosamiento del endometrio?

La hiperplasia endometrial se debe a un desequilibrio en la producción de estrógenos y progesterona, hormonas sexuales que intervienen en la regulación del ciclo menstrual y reproductivo de la mujer. El riesgo de hiperplasia endometrial y de cáncer de endometrio aumenta cuando la producción de estrógenos es excesiva -bien porque se administran externamente o porque los ovarios producen demasiados de manera natural-, y la cantidad de progesterona es insuficiente.  

Para disminuir el riesgo de cáncer de endometrio es importante evitar la administración exclusiva de estrógenos. En las mujeres que siguen tratamiento hormonal sustitutivo para aliviar los síntomas de la menopausia, se administra una combinación de estrógenos y progestina, una hormona sintética similar a la progesterona, para evitar desequilibrios. 

Tipos de hiperplasia endometrial

La hiperplasia endometrial se clasifica en hiperplasia simple o compleja sin atipia, e hiperplasia simple o compleja con atipia. Para esta clasificación se tienen en cuenta la morfología, densidad o hacinamiento glandular, cantidad de estroma que separa las glándulas, presencia de atipia en el epitelio glandular, entre otros parámetros. 

Las hiperplasias endometriales simples o complejas sin atipia pueden controlarse con tratamiento hormonal de progesterona y tienen un bajo riesgo de progresión a cáncer de endometrio. Sin embargo, las hiperplasias endometriales con atipia presentan un mayor riesgo de progresar a cáncer de endometrio, por lo que requieren un seguimiento estrecho y puede ser necesaria la extirpación del útero para evitar una progresión.

¿Cuáles son los factores de riesgo de hiperplasia endometrial?

  • Los cambios hormonales que se experimentan tras la menopausia, así como la menopausia a una edad tardía, elevan el riesgo de hiperplasia endometrial.
  • Tomar estrógenos.
  • Reglas irregulares.
  • Tener la primera regla a una edad temprana. 
  • Sobrepeso y obesidad
  • Consumo de tabaco.
  • No haber tenido embarazos. 
  • Antecedentes familiares de cáncer de útero, ovario o colon.

¿La hiperplasia endometrial puede derivar en cáncer?

Las hiperplasias simples y complejas sin atipia tienen un bajo riesgo de progresar a cáncer de endometrio. En el caso de las hiperplasias atípicas, cuando son simples el riesgo se eleva al 8%, mientras que en las complejas atípicas superan el 30%. 

Por ello, es fundamental acudir a todas las revisiones ginecológicas para detectar cualquier anomalía e iniciar el tratamiento de manera precoz. 

¿Cómo se diagnostica la hiperplasia endometrial?

Los síntomas de la hiperplasia endometrial son comunes a otras afecciones ginecológicas, por ello el especialista realizará una serie de pruebas diagnósticas que permitan identificar su origen. Entre estas pruebas están:

  • Ecografía transvaginal: permite examinar las distintas estructuras que componen los órganos reproductores, entre ellas el útero. 
  • Biopsia de endometrio: consiste en recoger una muestra de tejido endometrial sospechoso para examinarlo en el laboratorio.  
  • Histeroscopia: se utiliza un dispositivo denominado histeroscopio que cuenta con una pequeña lente para observar el canal cervical, el interior del útero y la abertura de las trompas de Falopio. 

Tratamiento de la hiperplasia endometrial

El tratamiento de la hiperplasia endometrial dependerá no solo del tipo de hiperplasia y el estadio en el que se diagnostique, sino también de factores asociados con la situación de la mujer, como por ejemplo la edad y si desea preservar la fertilidad.

Las hiperplasias endometriales sin atipia pueden tratarse con la administración de progesterona, mientras que las hiperplasias endometriales atípicas, que implican un mayor riesgo de progresión a cáncer de útero, pueden requerir la extirpación quirúrgica del útero (histerectomía) para eliminar ese riesgo. 

No obstante, es fundamental hacer un tratamiento individualizado y valorar con el especialista la mejor alternativa según los deseos y circunstancias de cada paciente. 

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