Gammagrafía ósea

La gammagrafía ósea es una prueba de medicina nuclear en la que se inyecta un radiofármaco que se distribuye por todo el cuerpo. Se utiliza para diagnosticar distintas enfermedades óseas y articulares. Un vez que los distintos órganos recogen el radiofármaco o trazador, en el caso de la gammagrafía ósea los huesos, la gammacámara capta los rayos gamma que emite el radiofármaco y dependiendo de los rayos que se recojan se puede analizar el metabolismo de los huesos. Para que el radiofármaco viaje por todo el cuerpo y se fije en los órganos que se van a analizar, debemos esperar aproximadamente una hora. Una vez que transcurre ese tiempo, el paciente se tumba en una camilla para que el especialista pueda empezar a registrar las imágenes. En la toma de imágenes se suele dedicar una media hora, aunque la duración de la gammagrafía ósea dependerá de cada paciente y de las zonas que se tengan que estudiar.

Las imágenes muestran cómo se ha distribuido el radiofármaco en la zona a analizar y se diferencian los huesos que han captado más radiofármaco de los que han captado menos cantidad del trazador. La administración de éste puede hacerse por vía intravenosa u oral; eso sí, siempre hay que esperar hasta que llegue a la zona a estudiar, que en el caso de los huesos es por todo el organismo.

La imagen patológica de la gammagrafía consiste normalmente en un aumento de la captación del radiotrazador que puede adoptar un patrón difuso, como ocurre en los distintos procesos que afectan a todo el esqueleto o localizado cuando se trata de una proceso inflamatorio, infeccioso o tumoral.

Gammagrafía ósea resultados 

Es una prueba adecuada para analizar la patología ósea, tanto benigna como maligna, sobre todo metástasis en los huesos. Así, la gammagrafía ósea es la prueba de imagen adecuada para diagnosticar algunas patologías articulares, las fracturas por sobrecarga, tumores óseos como el osteoma osteoide, la enfermedad de Paget, infecciones osteoarticulares, la necrosis avascular,  y las metástasis óseas.

No debes confundir la gammagrafía ósea con la densitometría ósea, que es la prueba que se emplea para diagnosticar la osteoporosis. La densitometría valora la densidad de la masa ósea.

Gammagrafía ósea precauciones 

Cuando te sometes a una gammagrafía ósea la radiación que recibes es menor a la que te expones cuando te realizan una tomografía computerizada. Por lo tanto, el riesgo es mínimo si se siguen las recomendaciones establecidas.

Gammagrafía ósea preparación

En la preparación de una gammagrafía ósea deberás tener en cuenta algunos aspectos:

  • No se debe hacer si estás embarazada. Si sospechas que lo puedes estar, se lo debe comentar a tu equipo médico.
  • No hay que ir en ayunas ni seguir ninguna dieta especial.
  • Si estás amamantando, también se lo deberás decir al personal del Servicio de Medicina Nuclear.
  • Una vez que te has hecho la prueba, deberán transcurrir unas horas hasta que puedas estar en contacto con niños pequeños o con embarazadas. No te preocupes, que te darán las recomendaciones necesarias a seguir.
  • Para eliminar el radiofármaco, te pedirán que bebas abundantes líquidos después de hacer la prueba, ya que te desharás de él a través de la orina.
  • También debes de ser cuidadoso cuando vayas a orinar. Debes lavarte bien las manos y asegurarse de tirar bien de la cadena del cuarto de baño.

Como hemos comentado, es una prueba indolora que se hace tumbado en una camilla. Prácticamente no existen complicaciones, ya que la dosis de radiación que recibe al paciente es muy baja. Las reacciones alérgicas a los radiotrazadores son muy raras y normalmente moderadas. Siempre debe informar al personal de medicina nuclear sobre cualquier alergia que pueda tener u otros problemas que pudieran haber ocurrido durante un examen previo de medicina nuclear.

Si al terminar la gammagrafía ósea te duele un poco la cabeza o tienes sensación de malestar, puede deberse a la posición en la que se realiza la prueba y se resolverá en poco tiempo.