La obesidad está actualmente catalogada como una de las causas de infertilidad de la mujer, ya que induce alteraciones hormonales determinantes para el buen funcionamiento de los ovarios.

Del mismo modo, las mujeres obesas que se someten a técnicas de reproducción asistida ven reducidas significativamente en un tercio las posibilidades de que éstas puedan tener éxito e incluso al 50% si se trata de una obesidad mórbida, es decir que tengan un índice de masa corporal (IMC) superior a 40.

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Consecuencias de la obesidad

Independientemente de esta realidad, otro factor a tener en cuenta es la probabilidad aumentada de que surjan complicaciones durante el embarazo: hipertensión arterial, diabetes gestacional, parto por cesárea, pérdidas de sangre, infecciones, tromboembolias, etc. Asimismo hay un mayor riesgo de aborto espontáneo y de que el feto se desarrolle con defectos del tubo neural.

Riesgos en el tratamiento de la reproducción asistida

Los estudios realizados en este sentido, establecen que una mujer obesa (IMC mayor de 30) que quiere someterse a un procedimiento de reproducción asistida debería reducir su IMC a niveles considerados como saludables.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido que una pérdida del 5-10% del sobrepeso puede ser suficiente para que se recupere la función ovárica y, por tanto, la regularidad del ciclo menstrual.

El tratamiento de estimulación ovárica que se debe realizar para la obtención de ovocitos está directamente relacionado con el peso de la paciente, por lo que en las mujeres con obesidad la dosis de hormonas que se debe administrar aumenta significativamente y, por tanto, también los posibles efectos adversos, como el síndrome de hiperstimulación ovárica (SHO).

Los ovarios poliquísticos

El síndrome de ovario poliquístico se asocia en ocasiones a obesidad, en estas pacientes la disminución de peso con cambios en los hábitos de vida (mejoras en la dieta, ejercicio diario…) han demostrado una mejoría en la calidad de los ovocitos conseguidos y en los resultados de embarazo.

A la vista de todo ello, las recomendaciones de los especialistas son que aquellas mujeres obesas que deseen seguir un programa de reproducción asistida o que intentan embarazo espontáneo se sometan a un plan de reducción de peso que deberá ser controlado por el especialista con medidas asociadas de reeducación alimentaria, ejercicio…

Esto es importante, pues en el caso de conseguir el embarazo si vuelven a sus hábitos anteriores de alimentación y sedentarismo se incrementarán de nuevo los riesgos de sufrir complicaciones durante el embarazo.