La estimulación ovárica es una fase fundamental de los tratamientos de reproducción asistida y consiste en la administración de un tratamiento hormonal para favorecer la obtención de óvulos viables que puedan ser posteriormente fecundados.
El proceso de la estimulación ovárica
Para realizar la estimulación ovárica la mujer debe someterse a un tratamiento hormonal inyectable durante 8-10 días tras la última menstruación, que constituye momento previo al siguiente periodo de ovulación natural.
Las inyecciones se las puede administrar en casa ella misma o su pareja de manera cómoda y sencilla. Es fundamental seguir la pauta marcada por el especialista en reproducción asistida, quien determinará la dosis y duración del tratamiento atendiendo a distintas variables que habrá estudiado previamente.
Control de la estimulación ovárica
Monitorización
Durante la administración del tratamiento de estimulación ovárica, el especialista realizará una monitorización estrecha mediante ecografías transvaginales que le permitirán conocer el número de folículos y su grado de maduración.
Análisis de sangre
También es posible que realice análisis de sangre para saber si la respuesta al tratamiento de estimulación ovárica es la esperada o si hay que realizar algún ajuste. El principal inconveniente de estos controles es que deben realizarse varias veces por semana y las constantes visitas a la consulta pueden añadir algo de estrés al proceso de reproducción asistida.
Cuando los folículos alcanzan un tamaño de 18 milímetros aproximadamente, se administra un tratamiento con hormona coriónica humana (hCG) para promover la maduración final de los ovocitos que se encuentran en su interior.
El momento de la inseminación artificial
Si se sigue un protocolo de inseminación artificial, éste será el momento adecuado para inseminar a la mujer. En el caso de una fecundación in vitro (FIV), el especialista extraerá los ovocitos antes de que sean liberados e inicien su viaje por las trompas de Falopio. La extracción se hace mediante la introducción de una fina aguja que llega a los ovarios. Estos ovocitos serán fecundados en el laboratorio y se iniciará un proceso de cultivo hasta que alcancen un estado embrionario. Posteriormente se transferirán al útero mediante un catéter y se administrará progesterona, una hormona que prepara el endometrio y favorece la implantación del óvulo fecundado.
En cada ciclo de estimulación ovárica se pueden obtener en torno a 10 ovocitos, que en el caso de la FIV serán analizados para determinar cuáles tienen más calidad y, en consecuencia, mayores posibilidades de progresar a un embarazo una vez fecundados y transferidos al útero.