La diplopía puede definirse como una visión doble, es decir, que cuando se mira un objeto se aprecian dos imágenes del mismo. Y esta doble visión puede ser a su vez de distintos tipos. Así, respecto a la posición o eje en la que se produce, esta puede ser vertical u horizontal.

Se habla de diplopía vertical cuando el objeto que se observa doble se encuentra en este eje: se ve un objeto desplazado por encima o por debajo del otro.

En la diplopía horizontal, el objeto doble aparece desplazado al lado derecho o izquierdo del otro. Más infrecuente es la diplopía diagonal, que sucede cuando el objeto doble se percibe en esta posición.

Sin embargo, la clasificación o diferenciación más importante es la que se refiere a los ojos implicados en este problema ocular. Se dice que una diplopía es monocular cuando afecta a un solo ojo, mientras que la diplopía binocular es aquella que afecta a la visión cuando se emplean los dos ojos a la vez. Saber si se padece una u otra es tan sencillo como tapar con la mano uno de los ojos:

  • Si la visión doble continúa y no desparece al mirar en distintas direcciones, se trata de una diplopía monocular.
  • Si, por el contrario, la visión doble desaparece al cubrir uno de los ojos, es una diplopía binocular.
  • Además, en la monocular la imagen doble suele ser mucho menos nítida y más bien borrosa, frente a la buena definición que caracteriza a la binocular.

Diplopía Causas

 Es fundamental entender y distinguir esta diferenciación dado que tanto las causas como el tratamiento son distintos en un caso y en otro. Por lo general, las causas de la diplopía monocular son siempre mucho más leves que las de la diplopía binocular y entre las más frecuentes se encuentran:

  • Astigmatismo.
  • Defectos y cicatrices en la córnea.
  • Ojo seco.
  • Alteraciones del cristalino (cataratas, por ejemplo).
  • Patologías de la retina (un desgarro, desprendimiento, maculopatías).

Entre los posibles desencadenantes de la binocular se encuentra el estrabismo; un traumatismo y fractura orbitaria que lesione los músculos externos del ojo; una alteración de los nervios de los músculos externos de los ojos, debido a cualquier causa; hipertiroidismo (concretamente la enfermedad de Graves, que es muy frecuente y puede dañar los músculos del ojo y hacer que sobresalga el globo ocular), diabetes y miastenia gravis (una enfermedad neurológica que afecta, entre otros, a los músculos oculares).

Siempre que se presente visión doble se recomienda consultar al médico, quien en la mayoría de los casos deriva a la persona al oftalmólogo, que es quien evalúa la situación y determina la posible causa de la diplopía. Cuando se trata de una diplopía binocular, suele ser necesario hacer más pruebas que en el caso de la monocular.

En cuanto al tratamiento de las diplopías monoculares o binoculares, éste va siempre dirigido a solucionar la causa concreta que las origina. Por ejemplo, en el caso de las monoculares, puede ser necesario recurrir a una intervención quirúrgica como una cirugía refractiva del astigmatismo, un abordaje de la catarata o del desgarro de retina o la inyección intraocular de fármacos anti-factor de crecimiento endotelial (VEGF). Con ello se mejora significativamente la visión en la mayoría de los pacientes y la visión doble desaparece.

Respecto al tratamiento de la binocular, el tratamiento específico dirigido a solucionar la causa implica que muchas veces se requiera la intervención, además del oftalmólogo, de otros especialistas: neurólogo, endocrino, internista.

Cómo preparar la consulta con un especialista

Para facilitar el diagnóstico de las posibles causas que han podido generar una diplopía es aconsejable que aportes una serie de datos e información al oftalmólogo:

  • Detalla la cronología de los síntomas que hayas tenido, no solo los oculares sino también las molestias de otro tipo o enfermedades que hayas sufrido asociadas a la aparición de la visión doble.
  • Lleva el informe de tu última graduación de la vista; es muy importante concretar la fecha en la que se realizó, especialmente en el que caso de que tengas miopía, hipermetropía o astigmatismo.
  • Si tienes una analítica de sangre reciente, llévala también.
  • Recopila los antecedentes familiares y personales de interés: enfermedades neurológicas, hipertensión, diabetes, hipertiroidismo, etc.