Si vas a recibir un tratamiento de quimioterapia, tu oncólogo te habrá explicado en que consiste, su frecuencia y sus efectos secundarios.Revisa como prepararse para recibir un tratamiento oncológico.
Cuando se trata de quimioterapia intravenosa, aunque su administración se realiza en el hospital, generalmente se hace de forma ambulatoria. Es decir, el paciente tiene que acudir al hospital de día, y permanecer allí durante varias horas para la administración del tratamiento.
En la mayor parte de los centros hospitalarios, te realizarán también un análisis de sangre, y mantendrás una entrevista con tu oncólogo y personal de enfermería para valorar el resultado del análisis, y conocer cómo te encuentras.
La finalidad es valorar si las sesiones de quimioterapia han producido alguna toxicidad o efecto secundario que obligue a su retraso o a una disminución de la dosis.
Es importante que le cuentes a tu médico todos aquellos síntomas que hayas experimentado desde el último ciclo. Si tus defensas (nivel de neutrófilos) o tus plaquetas están bajas, tu médico puede decidir esperar unos días para que te recuperes.
Esto no debe ser motivo de ansiedad ni miedo, pues forma parte de la evolución del tratamiento oncológico. Si ocurre, haz las preguntas que necesites para volver tranquilo a casa.
Algunos pacientes, cuando van a realizar el tratamiento, tienen preparado “un plan B” a la opción de parar durante un tiempo el tratamiento.
Por ejemplo, ir a desayunar con algún amigo o familiar, o se irse de compras para darse un “premio”. Lo importante es que te sientas bien y seas positivo ante los posibles contratiempos que puedan surgir a lo largo del tratamiento.
Recomendaciones para recibir un tratamiento de quimioterapia
Es importante que acudas a las sesiones con buena predisposición. En general, te sentirás bien y sin molestias durante toda la administración del tratamiento de quimioterapia, por que puedes hacer que esas horas de tratamiento, sean tiempo de calidad para ti, aquí tienes algunos consejos:
- Ponte ropa y calzado cómodo, cómo cuando vas a realizar un viaje largo en avión. Si la administración se va a realizar por medio de un Port-A-Cath u otro tipo de catéter central, recuerda llevar mejor camisa, para que se más sencillo acceder al mismo. Si se va a utilizar un vía periférica, en general, será en uno de los brazos, por lo que asegúrate de llevar ropa con mangas que puedas subir con facilidad.
- Puedes aprovechar para leer un rato con tranquilidad o mirar esas revistas para las que nunca tienes tiempo
- Puedes llevar algo de música o alguna serie que te guste ver, es importante que estés relajado.
- Si vas a estar sólo en una habitación puedes pedirle a algún amigo o familiar que te acompañe y aprovechar para compartir unas horas o incluso jugar a las cartas.
- Algunos pacientes aprovechan esas horas para meditar y realizar visualizaciones positivas o simplemente descansar. En definitiva, ¡Es tiempo para ti! Haz lo que más te guste.
- También puedes comprar una libreta especial y aprovechar ese tiempo para escribir sobre todo lo que estás viviendo, centrándote en lo positivo. Puede ayudarte en un futuro.
Antes de irte del hospital asegúrate de no quedarte con dudas, las más frecuentes son:
- ¿Cuándo tienes que regresar para una nueva sesión del tratamiento?
- ¿Qué tipo de medicación puedes tener en casa y cuándo recurrir a ella?
- Síntomas o motivos de alarma por los que debas consultar o acudir al hospital.
Para el tratamiento del cáncer existen actualmente muchos tipos de tratamientos. Es frecuente que se plantee la duda entre las diferencias entre quimioterapia e inmunoterapia.
La quimioterapia
En general con la quimioterapia utilizamos fármacos que no están dirigidos específicamente a las células tumorales y que, cuando actúan, destruyen tanto a las células malas como también a una proporción de células buenas – fundamentalmente aquellas que están en continua división, como son las células de la sangre, las hematológicas, las células de la piel, las células del pelo y las células que componen las mucosas. De ahí se derivan los efectos secundarios de la quimioterapia, como es la caída del pelo o las náuseas, los vómitos o las diarreas.
La inmunoterapia
Por el contrario, cuando se utiliza inmunoterapia, el mecanismo de acción de estos fármacos es completamente diferente. Lo que hace es desinhibir el funcionamiento del sistema inmune, que algunas veces está bloqueado por la propia enfermedad tumoral, de modo que es el propio sistema inmunitario del paciente el que se enfrenta al cáncer. A su vez esto puede hacer que ese sistema inmunitario ataque a los propios órganos y células sanas y la toxicidad que se deriva de ello es completamente diferente a la de la quimioterapia. Podemos tener de esta manera signos y síntomas muy parecidos a los que aparecen en las enfermedades autoinmunes. Puede haber por ejemplo un mal funcionamiento de la glándula tiroidea con aparición de hipertiroidismo o hipotiroidismo, pueden producirse alteraciones severas sobre la piel, pueden producirse alteraciones también sobre los pulmones o alteraciones sobre el sistema gastrointestinal con la aparición de diarreas severas. Pero el mecanismo de producción de ambas toxicidades es completamente diferente y lógicamente también su tratamiento.
Esta activación del sistema inmune puede dar lugar, como efecto secundario, a un daño sobre los tejidos sanos. Algo parecido a lo que ocurre en las enfermedades autoinmunes. Pueden aparecer así lesiones en la piel o toxicidad sobre la mucosa intestinal con la aparición de diarreas, o daño a la glándula tiroidea con la aparición de hipertiroidismo o hipotiroidismo y alteraciones similares.
Combinar quimioterapia e inmunoterapia
El hecho de que la quimioterapia y la inmunoterapia tengan mecanismos de acción diferentes, y sobre todo perfiles de toxicidad también diferentes, han hecho posible que podamos combinarlas consiguiendo una mayor eficacia en los tratamientos oncológicos
¿Cuándo tengo que ir a urgencias si estoy en tratamiento con quimioterapia?
Si estás en tratamiento con quimioterapia es posible que tengas que acudir a urgencias en algunas ocasiones. Como ya te habrán explicado la quimioterapia, además de atacar a las células malas puede atacar a las células buenas y de ahí producir diferentes efectos segundar que en algunas ocasiones pueden ser graves. Podemos tener por ejemplo náuseas y vómitos, que habitualmente se controlan bien y te habrán indicado cómo hacerlo en tu domicilio, pero en raras ocasiones pueden llegar a ser tan intensos que ni siquiera puedas tomar la medicación oral ni beber agua. En ese caso podría ser interesante ir a urgencias para que te pongan un tratamiento intravenoso y poder tú continuar en casa con el tratamiento oral que te hayan prescrito. Te habrán dicho, la quimioterapia puede producir daño a las células de la sangre, produciendo bajadas de defensas, anemia o bajada de las plaquetas. La bajada de defensas, en general no es importante, salvo que se produzca una infección asociada. Por eso, si en algún momento tienes fiebre de 38 o más, con o sin afectación del estado general, deberías de consultar y acudir a urgencias para descartar que haya una infección importante asociada. En el caso de las plaquetas, cuando bajan pueden dar lugar a hemorragias espontaneas, a hematomas en la piel, manchitas rojas en la piel o inclusive algún signo de sangrado. Si aparecen algunos de estos signos también deberías acudir a urgencias. Otro motivo que puede llevarte al hospital es por ejemplo la aparición de una diarrea importante con varias deposiciones al día que tampoco te permitan hidratarte ni comer nada, y también puedan quebrantarte el estado general. Si además la diarrea se acompaña de sangre o de moco también deberías de consultar en urgencias. En general, cualquier situación en la que haya un cambio importante del estado general, normal o disminución del nivel de consciencia o dificultad para movilizarse deben de hacer sospechar que puede pasar algo y se debe de consultar. También hay que tener en cuenta que, dependiendo del tumor que se tenga, puede haber síntomas asociados al tumor. De esto tienes que informarte con tu médico para poder diferenciar los síntomas derivados de la propia enfermedad de los síntomas que pueden hacer sospechar un efecto secundario. Igualmente es importante que tu médico te explique bien qué fármacos te están administrando porque cada uno de ellos tiene una toxicidad diferente y te ayudarán a saber cuándo tienes que acudir a urgencias o no.
¿Existe relación entre el cáncer y las enfermedades del corazón?
Es un tema complejo que ha hecho que en la oncología actual cada vez trabajemos más de la mano oncólogos y cardiólogos para hacer una correcta evaluación de nuestros pacientes.
La medicación
En líneas generales tenemos que tener en cuenta lo primero el tipo de medicación que se está recibiendo para poder entender la toxicidad que puede aparecer. Por ejemplo, los fármacos denominados antiangiogénicos con mucha frecuencia producen hipertensión o un empeoramiento de la hipertensión ya conocida.
Los fármacos como las adriamicinas o derivados pueden producir una alteración de la contractibilidad cardiaca que lleve a disfunciones importantes y no podemos sobrepasar determinada dosis. Los fármacos anti HER2 también pueden producir una toxicidad cardiaca importante que obliga a una monitorización del funcionamiento cardiaco durante todos los tratamientos.
Estos son algunos ejemplos, pero hay muchas más asociaciones por lo que es importante que tu médico te asesore del tipo de tratamiento y de la posible repercusión sobre el sistema cardiovascular para que tú puedas llevar un control de tus síntomas y consultar si fuera necesario.
Efectos secundarios
Frente a esa toxicidad que podemos denominar aguda tenemos que tener en cuenta también lo que llamamos la toxicidad crónica. Algunas veces los efectos secundarios aparecen a largo plazo. Estos sobre todo se manifiestan en los vasos y la posibilidad de que haya más arteriosclerosis o más riesgos de infartos. Según los tratamientos que hayas recibido, en el seguimiento a largo plazo de tu enfermedad oncológica a lo mejor hay que incluir algún examen para poder valorar esta toxicidad.
Y finalmente, otro tema que hay que tener en cuenta es que muchas veces se comparten los mismos factores de riesgo en cuanto a enfermedad cardiovascular y enfermedad oncológica, como son por ejemplo el abuso del tabaco, el alcohol, el sedentarismo o dietas inadecuadas.