¿Qué es la frecuencia cardíaca?

Se entiende por frecuencia cardíaca la cantidad de veces por minuto que late el corazón para bombear la sangre y transportar oxígeno y nutrientes a los músculos y a todos los demás órganos de nuestro cuerpo.

Frecuencia cardíaca en reposo valores normales

Mucha gente se pregunta cuáles son los valores normales de la frecuencia cardíaca en reposo. Lo primero que hay que tener en cuenta es que estos valores son muy amplios y dependen de varios factores, entre ellos la edad:

  • En el caso de los adultos, oscila entre los 60 y 100 latidos por minuto.
  • En los recién nacidos, la frecuencia cardiaca en reposo es bastante mayor, en torno a los 120 a 130 latidos por minuto.
  • A medida que el niño va creciendo, la frecuencia cardíaca en reposo va disminuyendo y se estabiliza en los valores de normalidad del adulto aproximadamente a los 20 años.

Medir frecuencia cardíaca en reposo

Para medir la frecuencia cardíaca en reposo hay que palpar una arteria, por lo general la radial, que se localiza en la parte externa de la muñeca, en la base del dedo pulgar. Para ello, se presiona con los dedos índice y corazón (el del medio), tratando de encontrar el pulso. Una vez detectado éste, y con el reloj en mano, se cuentan los latidos que suceden en un tiempo de 15 segundos y se multiplica ese resultado por cuatro, obteniendo así el número de latidos por minuto. Un ejemplo: una persona con 20 latidos en 15 segundos tendrá, al multiplicar esa cifra por cuatro, una frecuencia cardíaca de 80 latidos por minuto.

Otra arteria que con frecuencia se palpa para calcular la frecuencia cardíaca es la carótida, que se encuentra en el cuello, a ambos lados de la “nuez de Adán” (el cartílago tiroides). Asimismo, existe actualmente un amplio repertorio de pulseras, relojes inteligentes y otros dispositivos que calculan de forma automática y continuada la frecuencia cardíaca en reposo y en actividad.

Factores que influyen en la frecuencia cardíaca

Un dato importante a tener en cuenta es que, además de la edad, la frecuencia cardíaca puede verse alterada por varios factores o situaciones:

  • La forma física que se tenga: cuanto más entrenado se esté, más baja será.
  • La posición en la que se tome: es más baja al estar tumbado.
  • Tener fiebre o fumar son factores que aumentan la frecuencia cardíaca.
  • Las emociones como el estrés, los sustos o el miedo también la elevan.
  • Los medicamentos: unos pueden reducirla mientras que otros la aumentan.

En cuanto a los valores de la frecuencia cardíaca cuando hacemos alguna actividad física, lo normal es que aumente de una forma proporcional, debido principalmente a que los músculos que están sometidos a un esfuerzo extra necesitan más oxígeno para contraerse y funcionar de forma adecuada.

Esto se consigue a través de un aumento de la frecuencia con la que el corazón bombea más sangre transportadora de oxígeno al tejido muscular. Es importante saber que existe una frecuencia cardíaca máxima cuando hacemos ejercicio que no se debe superar, para evitar correr riesgos cardíacos innecesarios.

¿Cómo calcular la frecuencia cardíaca?

Para determinar cuál es esa frecuencia, existen varias fórmulas que permiten hacer este cálculo, unas más complejas y afinadas que otras. Entre ellas, tal vez la más sencilla y utilizada por los deportistas es la que consiste en:

Restar la edad de la persona a la cifra de 220. Un ejemplo: para una persona de 35 años la frecuencia que no debería sobrepasar al hacer ejercicio sería el resultado de 220-35, por tanto, 185 latidos por minuto.

Taquicardia y Bradicardia

Otro aspecto a tener en cuenta es que cuando la frecuencia cardíaca está por debajo de 60 latidos por minuto hablamos de bradicardia, mientras que si está por encima de los 100 latidos por minuto, en adultos en reposo, se dice que hay una taquicardia.

Sin embargo, ni una ni otra situación significan necesariamente que haya alguna enfermedad; por ejemplo, es común que los deportistas presenten bradicardia ya que tienen el corazón entrenado y necesitan bombear menos sangre para cubrir las necesidades de oxígeno del organismo. En cualquier caso, siempre es conveniente consultar al médico, ya que tener una frecuencia cardíaca alta o baja podría esconder alguna enfermedad del corazón o de otros órganos.