Terapia física deportiva o fisioterapia deportiva

El ser humano tiene en su naturaleza moverse: saltar, correr o cargar. Eso sí, un mal paso en el deporte e, incluso, algún deterioro del cuerpo, puede provocar una lesión que nos inmovilice. El proceso no debe ser ni demasiado precipitado y que acabe en una recaída, ni tan lento que el miembro acabe por perder movilidad de forma permanente. Lograr el equilibrio es la función de la terapia deportiva, fisioterapia o terapia física.

Si comenzar a hacer ejercicio físico no suele revestir mayores complicaciones, hacerlo tras una lesión requiere la ayuda de profesionales de la salud especializados en el funcionamiento del aparato locomotor. Más aún si se quiere regresar al nivel de competición con garantías de triunfo. En este post te contamos todo lo que tienes que saber sobre este tema.

¿En qué consiste la terapia física deportiva?

Son un conjunto de técnicas manuales y de aparatología rehabilitadora cuyo fin es tratar las lesiones producidas durante la práctica deportiva. Pueden tratar desde sobrecargas o roturas musculares a articulaciones tratadas en quirófano por el traumatólogo. Recuperar la movilidad es un proceso que debe realizarse de forma paulatina para no interferir en la curación ni generar nuevas dolencias. La experiencia del fisioterapeuta hará que el deportista pueda retomar sus entrenos en el menor tiempo posible y sin resentirse de la lesión.

Beneficios de la terapia deportiva

  • Prevenir lesiones deportivas. La clásica visita al fisio para “descargar”. ¿La causa? No siempre se estira adecuadamente. Si se suma el estrés que tiende a generar tensiones en los músculos inadecuados o ciertas malas posturas adoptadas tanto durante el ejercicio como a lo largo de la jornada, el músculo va perdiendo rango de movimiento. Esto reduce la movilidad de las articulaciones. La fisioterapia preventiva o de descarga permite al deportista relajar tensiones y recuperar todo el rango de movilidad muscular. Los deportistas profesionales cuentan con sesiones de este tipo de fisioterapia dentro de sus rutinas semanales de entrenamiento. Para los amateurs se recomienda, al menos, tras un esfuerzo intenso, como después de un maratón.
  • Tratar lesiones deportivas. Una vez aparecida la sobrecarga, la inflamación, el dolor y/o la pérdida de movilidad, la terapia deportiva devuelve los músculos a su estado normal a través de masajes, cambios de temperatura y movilizaciones controladas. En este caso un buen conocimiento del dolor y de la evolución de la lesión ayudarán a la curación sin precipitarse ni causar más sufrimiento del necesario al paciente.
  • Reeducación muscular. Muchas lesiones se producen por malas posturas durante la práctica del ejercicio. La terapia deportiva ayuda al atleta a lograr el control motor de la musculatura, buscando la activación consciente de las cadenas musculares precisas para cada movimiento.
  • Lecciones de estiramiento. El fisioterapeuta conoce el sistema locomotor y los puntos débiles del paciente. Para evitar recaídas suele enseñar algunos ejercicios de estiramientos y algunas posturas que pueden ayudarte a no volver a sufrir una lesión.

Terapia o fisioterapia deportiva para lesiones deportivas graves

Estas son algunas de las lesiones en las que la terapia deportiva es más efectiva:

  • Cintilla iliotibial. Una de las dolencias más frecuentes entre corredores, tanto que suele conocerse como ‘rodilla de corredor’. Se produce en la rodilla por un exceso de fricción del tensor de la fascia lata con el cóndilo femoral externo. Una mala pisada al caminar o en carrera continua puede derivar en rodilla de corredor.
  • Fascitis plantar del corredor. Inflamación de la fascia plantar. Se produce por un estiramiento excesivo o por sobrecarga (por ejemplo, por correr sobre terrenos demasiado duros). Va acompañada de un dolor intenso que incapacita mucho para la vida cotidiana.
  • Periostitis tibial. Inflamación de la capa externa de la tibia (periostio) por el roce con los músculos tibiales.
  • Tendinitis o inflamación de los tendones. Los tenistas suelen sufrirlo en los hombros. Los corredores, en el talón de Aquiles.
  • Distensión muscular, desgarro o rotura fibrilar. El músculo estira más de lo posible y acaba por romperse. No hay señales externas, pero sí un dolor punzante.

Técnicas de rehabilitación física más frecuentes de la terapia deportiva

  • Masaje manual. Es la terapia deportiva más conocida. Mediante el amasamiento manual el fisioterapeuta activa o relaja la musculatura.
  • Infrarrojos. También se conoce como electroterapia. El calor relaja la zona afectada y favorece el riego sanguíneo. Se usa para tratar contracturas, lumbalgias, espasmos musculares y para la relajación muscular tras algún esfuerzo severo.
  • Microondas. Con una utilidad similar al anterior.
  • Radiofrecuencia. Elevación del calor interno sin calentar la superficie cutánea. Esto hace que sea más tolerable por el paciente y desaparece el riesgo de quemaduras externas. También se conoce como diatermia.
  • Punción seca. Se introduce una aguja hasta los puntos gatillo o nódulos musculares (nudos de contracción muscular). Esto genera una presión que neutraliza la producción de acetilcolina, el neurotransmisor encargado de la contracción muscular. Al relajar el músculo, también se mitiga el dolor.
  • Vendas musculares o Kinesiotaping. Vendas adhesivas que tensan y elevan ligeramente la piel. De esta forma favorecen la circulación local y el drenaje, se reduce la tensión por sobrecargas y desciende el nivel de dolor.

Terapias deportivas tradicionales que funcionan

No es extraño conocer de algún deportista de élite que recurre a alguna técnica poco conocida para acelerar su recuperación o mejorar su rendimiento. Algunos fisioterapeutas también actualizan y amplían sus conocimientos hacia técnicas tradicionales y extra académicas, pero con resultados.

Vacumterapia o ventosaterapia

Los círculos rojos en la espalda del nadador Michael Phelps descubrieron a muchos esta ancestral técnica que mejora la irrigación sanguínea y reduce el dolor muscular.

Kinesiología deportiva

Aborda dolencias del sistema neuro-músculo-esquelético con un enfoque global que da cabida a desequilibrios emocionales o flujos de energía desviados. Puede incluir sesiones de acupuntura o reflexología.

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