Con la edad aumenta el tamaño de la próstata y en ocasiones es necesario extirpar parte de la glándula o la próstata completa, según los casos.

Los avances producidos en este campo han hecho que se disponga de varias técnicas para llevar a cabo el procedimiento, que van desde la cirugía abierta, restringida a los casos de próstatas muy grandes, hasta el empleo del láser para reducir el tamaño de la próstata.

A continuación te explicamos los procedimientos más utilizados.

Resección transuretral de la próstata (RTU)

La resección transuretral de la próstata es una de las técnicas más comunes. La eliminación del tejido prostático se lleva a cabo mediante la uretra, por la que se extrae el tejido sobrante.

Durante el postoperatorio, el paciente debe llevar una sonda para poder orinar y además debe someterse a unos lavados con una solución específica para evitar que se produzcan coágulos en la vejiga. Uno de los efectos adversos que puede aparecer es la disfunción eréctil, aunque se da en un porcentaje de casos cada vez menor.

Incisión transuretral de la próstata

Con la técnica de la incisión transuretral de la próstata no se elimina tejido de la próstata, sino que lo que se hace es reducir la presión que ésta ejerce sobre la uretra mediante varios cortes en la próstata, en la cápsula prostática y en la parte inferior de la vejiga.

Se puede hacer en los casos de próstatas pequeñas y supone un gran alivio de los síntomas. Lo malo es que no es una solución definitiva, ya que cuando la próstata alcanza de nuevo un tamaño superior a lo normal, puede volver a presionar la uretra y vuelven otra vez los síntomas molestos, como son los problemas para orinar.

Cirugía láser de próstata

La cirugía láser de próstata consiste en emplear la energía que desprende un haz de luz de láser para eliminar el tejido de la próstata que entorpece su función. Se pueden utilizar varios tipos, como son el de Holmio, el verde, el de diodo o el de tulio. La elección depende del especialista en Urología que lleve a cabo el procedimiento, de los equipos disponibles y de otros aspectos que no tienen que ver con la patología tratada.

No obstante, lo que sí que se ha demostrado que el empleo de uno de estos tipos de láser mejora los resultados de la extirpación del tejido prostático sobrante con una menor incidencia de efectos secundarios. Por ahora, no se dispone de series grandes de pacientes para valorar los efectos a largo plazo, pero los resultados disponibles hasta el momento son satisfactorios.

Cirugía con láser de Tulio para la hiperplasia benigna de próstata

El láser de Tulio nos ofrece unas ventajas, a nuestro modo de ver, superiores a los otros tipos de energía utilizados en la cirugía transuretral.

Por un lado, no solamente vaporiza el tejido sino que también lo reseca, consiguiendo una eficiencia, efectividad, mayor que los otros tipos de láser.

Por otro lado consigue una hemostasia de alta calidad y, por último, nos permite recoger fragmentos para su ulterior estudio por Anatomía patológica.

El procedimiento habitualmente dura 1 a 2 horas y precisa de un ingreso hospitalario de 24 a 48 horas, tras lo cual el paciente es dado de alta sin sonda vesical.

Cirugía abierta

Cuando el tamaño de la próstata es muy grande, hay que recurrir a cirugía abierta, es decir, hacer una incisión hasta llegar a la glándula prostática y resecarla. Hay que tener en cuenta que al tratarse de una cirugía abierta la recuperación es más lenta, pero hay casos en los que no queda más opción que llevarla a cabo.

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