Saber cómo interpretar los datos de una inseminación artificial, conocer los términos específicos de la embriología y la medicina reproductiva, las pautas del proceso etc, te ayudará a sentirte seguro y confiado en el procedimiento que estás llevando a cabo para lograr tu sueño de ser madre.
Si acabas de decidirte a iniciar un procedimiento de reproducción asistida (Fecundación in Vitro o inseminación artificial) o si ya llevas un tiempo viviendo esta experiencia, seguramente uno de los primeros conceptos con los que te encontrarás es el de preparación del endometrio.
La preparación del endometrio
Se trata de una fase sencilla del proceso que consiste en conseguir que esta zona de tu cuerpo, una membrana que recubre el interior del útero, alcance un grosor de 7-8 mm, y unas características (tres capas, dos oscuras separadas por una más clara, visibles en la ecografía) óptimas para que los embriones se instalen confortablemente en él cuando se realice la transferencia embrionaria.
¿Y qué es la transferencia embrionaria?
Un procedimiento que sigue a la fecundación in vitro, y que es llevada a cabo en el laboratorio. La transferencia embrionaria consiste en introducir los embriones (no más de 3) en el endometrio, de forma que se implanten y se produzca el embarazo.
La transferencia, a su vez, implica otra serie de técnicas y procedimientos:
- Estimulación ovárica: se realiza en la FIV y, también, en la inseminación artificial. Se basa en la administración de una medicación a base de hormonas con el objetivo de estimular y controlar la ovulación.
- Punción folicular: consiste en la extracción de los óvulos mediante una intervención sencilla que se realiza en quirófano y con sedación.
- Preparación del semen: procedimiento por el que se seleccionan los espermatozoides con mejor movilidad y calidad para, en unión con los óvulos obtenidos en la punción, dar lugar a la fecundación en el laboratorio.
- Embrión de 3 o 5 días: se refiere al tiempo pasado desde la fecundación. Los de los días 3 y 5 son los que se suelen usar en la transferencia, pues son los que ofrecen mejores condiciones para la implantación.
Además de los procedimientos, tendrás que someterte a una serie de pruebas. Interpretar los datos de una inseminación artificial no siempre resulta fácil.
¿Cómo interpretar los datos de una inseminación artificial?
Es el caso, por ejemplo, de la determinación de la hormona antimuleriana (AMH), un parámetro que se obtiene a partir de un análisis de sangre y que es un indicador de la reserva ovárica (se considera buena si los valores están entre 6 y 1 ng/ml).
También te pueden medir los niveles de otras hormonas como la FSH (estimuladora del folículo) y la LH (luteinizante), ambas implicadas en la ovulación. Pero sin duda el parámetro más importante es el de la hormona beta hCG en sangre, que, cuando registra unos niveles superiores a 25 mlU/ml confirma el embarazo.
Otros términos con los que tendrás que familiarizarte son la ovodonación, una FIV en la que los óvulos utilizados son de una donante anónima; inseminación con esperma procedente de donante (los espermatozoides que se emplean en la inseminación o FIV proceden de un banco de esperma) o vitrificación de ovocitos (congelación de óvulos).
Finalmente, y a modo de resumen, estas son algunas de las cifras, datos y tiempos con los que tendrás que convivir mientras te encuentres inmersa en este proceso y que te ayudarán a entender e interpretar los datos de una inseminación artificial.
- 18-20 mm: Es el tamaño que deben alcanzar los folículos durante el proceso de estimulación ovárica para llevar a cabo la punción.
- Embrión categoría 10 o A: es el “ideal” para realizar la transferencia, ya que presenta tanto una calidad como una capacidad de implantación óptimas.
- 5 minutos: Es el tiempo medio que dura el procedimiento de inseminación artificial.
- 2 semanas: El periodo de tiempo que, como media, hay que esperar antes de hacerte la prueba de embarazo, aunque es el médico quien debe indicar el día concreto.
- Entre 1 y 3 meses: Tiempo medio que hay que esperar para volver a intentar la FIV si no ha habido éxito (puede variar en función de cada caso).