La condropatía rotuliana es una enfermedad que afecta a la rodilla y que consiste en una alteración del cartílago de la rótula, que es el hueso situado en la zona anterior de la articulación de la rodilla y cuya función es lubricar el roce entre este hueso y los otros dos huesos de la zona: la tibia y el fémur. Esta patología también se conoce con el nombre de condromalacia rotuliana.
Causas de la condropatía rotuliana
Las causas que pueden estar implicadas en su aparición son de distinto tipo; entre ellas se encuentran las alteraciones estructurales de alineación: el hecho de que la rótula esté situada en una posición diferente (más alta de lo normal, por ejemplo); o lesiones de los meniscos, entre otras.
Es más frecuente en las personas que tienen problemas de sobrepeso u obesidad y también en aquellas que realizan habitualmente movimientos repetitivos que afectan a la rodilla, debido bien a la práctica de alguna actividad física regular o por exigencias del puesto o tipo de trabajo (es relativamente frecuente en el sector de la construcción, por ejemplo).
Condropatía rotuliana: Síntomas
En cuanto a los síntomas de la condropatía rotuliana, estos son los más característicos:
- Dolor en la región anterior de la rodilla, que es más bien difuso y cuya intensidad puede ir desde una leve molestia hasta un gran dolor que incapacita a la persona para realizar las actividades diarias.
- El grado de dolor que aparece no siempre se asocia con el grado de la lesión, es decir, puede haber molestias leves que se asocian con un alto grado de la lesión del cartílago y viceversa.
- También puede haber dificultad para mover la articulación, así como para caminar normalmente debido al gesto que se adopta para evitar que el dolor aparezca.
- No suele haber inflamación de la rodilla. El dolor remite en reposo y aparece con el movimiento o el ejercicio.
Condropatía rotuliana Grados
Una de las características de la condropatía rotuliana es que se clasifica en grados, que van desde el grado 1, el más leve hasta el grado 4, que es el más avanzado. Estas son las señas de identidad de cada uno de estos grados:
Condropatía rotuliana grado 1
Se aprecia una leve inflamación del cartílago y un reblandecimiento del mismo.
Condropatía rotuliana grado 2
Hace referencia a una alteración superficial del cartílago.
Condropatía rotuliana grado 3
Cuando la alteración del grado 2 avanza y afecta a capas más profundas del cartílago.
Condropatía rotuliana grado 4
Se corresponde con la afectación de todo el cartílago y, además, del hueso que se encuentra bajo esta estructura.
Para diagnosticar este problema de la rodilla, además de la exploración clínica es necesario hacer una serie de pruebas complementarias: una resonancia magnética; una tomografía computarizada (TC), que puede combinarse con la resonancia; una artroscopia, que permite la visualización directa del cartílago, y en algunos casos, una biopsia.
Condropatía rotuliana Tratamiento
En cuanto al tratamiento, tiene varias fases: en primer lugar, está dirigido a corregir la causa, pasando después al tratamiento farmacológico a base de analgésicos o antiinflamatorios administrados por vía oral o en inyecciones articulares. Existen medicamentos que son protectores del cartílago y que actúan a más largo plazo.
Ejercicios Recomendados
Además, y también dentro de la estrategia terapéutica, hay una serie de ejercicios especialmente recomendados para aliviar la condropatía rotuliana, basados en los estiramientos de los unos músculos del muslo, concretamente cuádriceps e isquiotibiales. Con ello se consigue un reequilibrio de las tensiones y mitigar el dolor. También se aconseja reforzar los músculos del muslo con ejercicios específicos que hacen aumentar su potencia y masa muscular.
Otra fase de la terapia consiste en recurrir a técnicas de rehabilitación como las sesiones de ultrasonidos o de radiofrecuencia. Si a pesar de ello persisten los dolores, existe la posibilidad de realizar alguna intervención quirúrgica menor.
En el caso de las personas que hacen deporte habitualmente y padecen una condropatía rotuliana, hay actividades que no solo no agravan este problema sino que incluso resultan especialmente recomendables en esta situación:
- La natación, ya que se hace en un plano horizontal, evitando que el cuerpo soporte su propio peso.
- El pilates, cuyos estiramientos lo convierte en una actividad que habitualmente se recomienda a las personas que sufren esta patología.
- En cuanto al running, se puede seguir practicando, pero de manera suave y sobre una superficie blanda como el césped y, por supuesto, con unas zapatillas adecuadas que amortigüen al máximo los impactos de la carrera.